Ahora que han iniciado las posadas, convivios y celebraciones de cara a la Navidad y fin de año, te habrás encontrado con algunas personas que prefieren excluirse y no participar en estos eventos, ni con la familia, ni con los amigos.
Para muchos, este tipo de comportamiento podría parecerse al de un “Grinch”, ese duende ficticio que odia la Navidad, pero en realidad podría tratarse de una persona con depresión navideña.
Dulce María Pérez Torres, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), explicó en qué consiste la depresión navideña.
Una de cada 10 personas presenta síntomas de depresión navideña
Este trastorno tiene que ver que en uno por cada 10 habitantes aparecen los cambios estacionales y se presentan síntomas como sentimientos de tristeza, nostalgia, disminución del apetito, problemas para dormir, irritabilidad y ansiedad, entre otros, y por lo regular se manejan a finales de año, e incluso cuando cambia la posición del sol por el periodo invernal.
Hay tres posturas muy importantes que se deben rescatar. La primera señaló que no es considerada un trastorno psicológico, sin embargo, repercute con el estado de ánimo de las personas.
La segunda postura indicó que este trastorno como afectivo estacional, hace 20 años, no se trataba así y se manifestaba que no existía, pero en la actualidad se sigue con esta discrepancia.
La tercera postura habla de una cierta relación genética entre los padres y los hijos, que según los estudios existentes no han llegado a conclusiones completas; explica que las experiencias que han tenido los padres en esta parte de la soledad, tristeza, alejamiento, distanciamiento de la de familia, se vienen reflejando en las siguientes generaciones y se acumulan en las personas y se manifiestan en estas fechas navideñas.
“Algunas personas padecen el estrés de la carga navideña, como es la organización de la cena de navidad, eventos sociales a los que se tienen que asistir y si las personas no son muy sociales o presentan alguna fobia social, se va a sentir comprometida y es cuando se presenta depresión, estrés, malestar y obviamente, llega la ansiedad, son los fenómenos que están sucediendo desde la parte genética, la parte biológica propia de la persona y la parte cultural”, explicó.
Abundó que a las personas que no les gusta participar en actividades sociales tumultuosas y no les gusta que llegue esta época del año, sucede que si se quedan solas pueden presentar mucho mayor carga de depresión, de manera que se puede volver crónica y no termina en la temporada de primavera, sino que se sigue acumulando todo el año presentándose en forma circular.
Alertó que la depresión navideña afecta directamente a la persona que al final puede terminar en un suicidio en caso de no superar el problema.
De acuerdo con las investigaciones que ha hecho, dijo que, en México, de 10 personas, cuatro presentan depresión, ocho la tienen, pero no la manifiestan explícitamente.
Agregó que, en la juventud inicial, intermedia y juventud plena, que es la antesala para la adultez como tal, es cuando se presentan estos problemas de depresión o ansiedad.
“Cuando se es niño, no se da uno cuenta de muchas cosas, pero conforme van pasando las experiencias negativas y estas han sido reiterativas, las personas van a tener poca resistencia para poderse manejar en contextos determinados y se sientan depresivos, ansiosos, tristes y solos, aquí el problema es que no se conoce la acción que la persona pueda realizar”, explicó.
Agregó que la depresión que padecen algunas personas puede influir de manera importante en su estado de ánimo, en el rendimiento, en el trabajo y en la convivencia con la familia y amigos, por lo que es importante el brindarles apoyo y acompañamiento para “sacarlas de ese estado”.