Cuando se habla de la delincuencia y el crimen organizado en Puebla un nombre que viene a la mente es el del Triángulo Rojo.
Será en 2024 cuando esta zona de la entidad cumplirá una década de protagonizar la nota roja y el interés público, luego de que en 2014 incrementara su inseguridad.
Esto, relacionado sobre todo con el robo de hidrocarburos en los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) que atraviesan por Puebla.
Sin embargo, el Triángulo Rojo también ha resaltado por el robo a trenes, de vehículos y otros delitos del fuero común.
El nombre que ha ganado esta zona de la entidad obedece a un triángulo conformado por los municipios que se ubican dentro de tres puntos que forman esa figura geométrica.
Al inicio los reportes delictivos consideraban a los municipios de Tepeaca, Quecholac, Acatzingo, Palmar de Bravo, Tecamachalco y Acajete.
Sin embargo, a lo largo de la última década en los conteos sobre incidencia delictiva de la zona ha habido ocasiones en los que también se considera a San Salvador Huixcolotla, Amozoc, Tecali de Herrera e incluso a Ciudad Serdán.
Aunque la lista de quienes integran el Triángulo Rojo es larga, sobresale en el tema del huachicol el caso de Quecholac y en especial su comunidad de Palmarito Tochapan.
De ahí es Antonio Valente Martínez Fuentes conocido como “El Toñín” e identificado por autoridades como un capo del huachicol, aunque él defiende ser un productor campesino que ayuda a personas de bajos recursos.