La talavera es un producto artesanal que en su mayoría se elabora en color azul con blanco, pero ello se debe esencialmente a una predilección o gusto de los consumidores que al buscarla en ese color llevan a los fabricantes a producir un mayor volumen de piezas en esas tonalidades.
Sin embargo, hay que considerar que también se produce talavera blanca, amarilla, verde, roja y negra.
La fabricación de productos de talavera se orientó a cubrir la necesidad de contar con vajillas de cerámica, que al no fabricarse en el país debían importarse.
De ahí que los artesanos trataran de imitar la porcelana, pero con un toque peculiar que los llevó a utilizar el azul cobalto y el estaño.
Así, el color azul de la talavera, en sus distintas modalidades que rebasaron el lindero de las vajillas, para adoptar todo tipo de formas y usos, se hizo popular y terminó por ser representativo o un referente al hablar o identificar este tipo de artesanía.
Este tipo de mayólica obtuvo su denominación de origen el 17 de marzo de 1995 bajo el nombre de “Talavera de Puebla”.
Pero, al también elaborarse en Tlaxcala, el 11 de septiembre de 1997 hubo una modificación en la declaración para solo nombrarla como “Talavera”.
En el año de 2019, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) añadió a su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a la Talavera.
La inscripción se hizo bajo el nombre de “Procesos artesanales para la elaboración de Talavera de Puebla y Tlaxcala, México y la cerámica de Talavera de la Reina y el Puente del Arzobispo, España”.
La declaratoria de la Unesco, no señala un color en específico, en general, establece que:
“En su mayoría, los depositarios de los conocimientos relativos a esta fabricación artesanal –incluidos los relativos a la extracción de la materia prima, el procesamiento de los materiales, la decoración y las técnicas de cocción– son maestros alfareros y ceramistas que han adquirido sus competencias con el correr del tiempo y las han transmitido oralmente a las jóvenes generaciones, ya sea en sus talleres o en el seno de sus familias”.
Y continua: “cada taller posee una identidad propia que se manifiesta en detalles específicos de los modelados, ornamentaciones, colores y esmaltes de las piezas”.