Si después de la tempestad llega la calma, no cabe duda que después de la festividad los estragos se hacen presentes, y hay que pagar los costos tanto físicos como económicos.
Esta situación se hace presente cada año, al culminar el afamado Maratón Guadalupe-Reyes, que va del 12 de diciembre al 6 de enero, periodo en el que los gastos se tornan excesivos, que se traducen en deudas por cubrir, ya sea en el corto o mediano plazo, y dan paso a la tristemente conocida cuesta de enero.
Un periodo en el que, en principio, hay que hacer frente a gastos inherentes a la vida diaria, que hacen que, aunque enero no es el único mes del año con 31 días, parezcan más largos para quienes se excedieron en los gastos, y aún tienen pendientes por cubrir.
Durante enero, por ejemplo, hay que cubrir si no se hizo con antelación los pagos correspondientes al impuesto predial y el pago por el consumo del agua.
Para quienes tienen vehículo el pago de la tenencia. Y, por si fuera poco, hacer frente a los gastos propios de toda familia.
Por supuesto, sin dejar de lado los efectos de la inflación, y en el caso particular de México, de las tasas de interés.
De ahí, que cada año las casas de empeño se preparan para atender a quienes acuden a ellas con el propósito de hacer frente a los elevados gastos del mes de enero.
En términos económicos, la cuesta de enero es un fenómeno que se registra año con año como causa de la inflación, a partir de que casi todo incrementa su costo. Y ello afecta primordialmente el gasto para surtir la despensa familiar.
Los precios de muchos productos básicos se elevan, durante la época decembrina.
Para enfrentar la cuesta de enero, especialistas en economía y finanzas recomiendan pagar las deudas de mayor prioridad, planificar los gastos mensuales y ser prudente con el uso del dinero.
Y sobre todo evaluar la capacidad de pago que se tiene, sin poner en riesgo la estabilidad económica.