La historia del Popocatépetl está ligada de manera indisoluble al Iztaccíhuatl.
Más allá de la leyenda que los une y el hecho de que formen parte fundamental del Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl, ante el panorama actual, no hay que perder de vista la posibilidad de que la mujer dormida pudiera despertar de su letargo, motivada por la actividad de su perenne vigía.
De ahí que sea imperativo saber que el Iztaccíhuatl es un volcán sísmicamente activo.
Es el tercer volcán más alto del país, con 5 mil 230 metros sobre el nivel del mar.
La mujer dormida está conectada al Popocatépetl por un puerto montañoso a 3 mil 600 metros de altura sobre el nivel del mar, al que se conoce como Paso de Cortés.
La comunidad científica y los vulcanólogos consideran el Iztaccíhuatl como un volcán activo, a pesar de que su última actividad data de hace más de un siglo.
Técnicamente, se dice que es un volcán sísmicamente activo.
De acuerdo con datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) la última vez que el Iztaccíhuatl tuvo actividad fue en 1836.
Sin embargo, el 23 de octubre del año 2019, se difundió información sobre presunta actividad del Iztaccíhuatl.
Ante ello, en su cuenta oficial de Twitter, la Coordinación Nacional de Protección Civil publicó un mensaje para aclarar que no había actividad eruptiva en “La mujer dormida” y explicó que para que eso fuera posible, durante semanas y meses previos debió observarse algún tipo de señales sísmicas en las estaciones de la red del Popocatépetl, mismas que no sucedieron.
Ello da cuenta de que al igual que sucede con el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl está bajo vigilancia permanente de la comunidad científica, por lo que no se descarta la posibilidad de que en algún momento pudiera volver a registrar actividad.
De hecho, el Iztaccíhuatl se encuentra en la lista de los volcanes activos de México, del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Un tema del que poco se habla en torno a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl son los glaciares.
De acuerdo con especialistas, los glaciares son recursos naturales frágiles que sufren graves deterioros ante fenómenos de gran magnitud como el cambio climático.
Se ha establecido que solo quedan glaciares en el Iztaccíhuatl.
En el año 1999 se midieron los glaciares del Iztaccíhuatl, que tenían un promedio de 70 metros de profundidad, pero en 2004, esta medida se había modificado a 40 metros.