Cada 27 de junio se conmemora el Día Internacional de la Sordoceguera para concientizar sobre las necesidades de este sector de la población con discapacidad. Sin embargo, Alejandro Ramírez Campos, presidente de la Asociación Cultural, Recreativa y Proyección Social para el Invidente de Puebla (ACRIP), aseguró que esta efeméride no los ha ayudado a resolver su problemática.
FOTO: El Universal Puebla
En entrevista para El Universal Puebla, dijo que para esta población vulnerable, ejecutar sus actividades diarias es difícil, y durante la pandemia por Covid-19 la situación empeoró, ya que muchos tuvieron que dejar de trabajar debido al aislamiento social.
“La mayoría de los ciegos trabajamos de manera presencial. Nos empleamos en la música, en los masajes terapéuticos o hacemos manualidades y artesanías que vendemos para llevar dinero a nuestras familias, pero con la pandemia ninguna de esas cosas se pudo hacer”, explicó.
Ramírez Campos agregó que a este panorama “muy complicado” se suma el retiro del apoyo gubernamental con el que contaban en la pasada administración y el cual les fue suspendido desde hace dos años.
“Gracias a los medios de comunicación, los poblanos se han enterado de nuestras carencias y nos apoyan con despensas o algún otro tipo de ayuda que entregan en nuestras instalaciones ubicadas en la calle 9 Sur 1703”, subrayó.
ACRIP actualmente agrupa a 52 personas invidentes que viven en Puebla capital - 50 padecen ceguera y dos son sordociegas-; ahí reciben clases de braille y lenguaje de señas.
FOTO: El Universal Puebla
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cerca del 10 por ciento de la población en el estado de Puebla vive con algún tipo de discapacidad, lo que equivale a cerca de 680 mil poblanos.
De ese total, el 46.4 por ciento tiene ceguera o algún tipo de debilidad visual, mientras que el 19.6 por ciento tiene problemas de oído, sordera o requieren de un aparato auditivo para escuchar.
Sin embargo, Alejandro Ramírez Campos difiere de estas cifras, pues sostiene que nunca se sabrá con exactitud cuántas personas son ciegas o sordas en México, porque estos padecimientos son progresivos “y quienes hoy pueden estar usando lentes, mañana pueden perder la vista”, citó.
“La diabetes es una enfermedad que ha desencadenado un sinfín de ciegos. En ACRIP ya no podemos recibir a más gente porque no tenemos qué darles, y hay una lista de cerca de 60 personas que nos piden afiliarse a la asociación porque quedaron ciegas a causa de la diabetes”, mencionó.
Esta asociación surgió el 16 de marzo del 2001 con el propósito de crear un espacio donde los ciegos y sordos pudieran interactuar, compartir sus experiencias, aprendizajes de vida y mostrar a otras personas las dificultades con las que se van a encontrar a lo largo de la vida.
“Para nosotros los ciegos, Puebla es una ciudad desastrosamente planeada por las autoridades que colocan infraestructura que solo nos estorba en lugar de ayudar. Un total desastre. Hasta la ciclovía que colocaron porque muchos viajamos en transporte público y no se orillan a la banqueta, entonces nos dejan en el arroyo de la ciclopista”, destacó.
Al salir a las calles -dijo- nos golpeamos en alcantarillas destapadas, con autos estacionados arriba de las banquetas, bancas que la gente coloca de manera irresponsable afuera de sus casas o negocios, heces de animales y rampas mal hechas, entre otros obstáculos.