Sin importar el paso del tiempo, los pobladores de San Pablito Pahuatlán, un municipio enclavado en la Sierra Norte de Puebla, conservan uno de los trabajos artesanales heredados desde la época prehispánica: la elaboración del papel amate.
Antes de la conquista, este municipio serrano fue habitado por aztecas, otomíes y algunos totonacos. Nahuas y Otomíes se disputaron el territorio hasta la llegada de los frailes agustinos, por lo que la mayor parte de su población pertenece a la cultura otomí.
Precisamente una de esas riquezas que conservan los otomíes es la elaboración del papel amate, muy reconocido por su color café rojizo de fibras naturales.
Artesana inicia el proceso de elaboracuón del papel amate | FOTO: Agencia Es Imagen para El Universal Puebla
La materia prima de este papel se obtiene del árbol jonote, (Heliocarpus appendiculatus), una especie endémica de México, que llega a medir hasta 14 metros de altura; muy característico en la zona sur de San Luis Potosí hasta Puebla, así como de Oaxaca y Chiapas.
Mientras en algunas comunidades su madera la utilizan para crear cestos o canastas, en Pahuatlán se usa la corteza para crear el papel amate.
El papel amate es uno de los trabajos artesanales heredados desde la época prehispánica | FOTO: Agencia Es Imagen para El Universal Puebla
En el taller Santos de la Piedra, el maestro Fausto Santos Rojas explica a todos los visitantes que los artesanos obtienen la corteza, a veces café, a veces roja, y la hierven con cal hasta que la pueden manipular y comprimir hasta tener las hojas de papel cien por ciento natural y local.
Las ponen a secar al sol y una vez que lo consiguen, también con pinturas y anilinas naturales, diseñan varios trabajos en los que plasman unas de las tantas cosmovisiones que tienen como cultura otomí.
Por ello, resulta común observar imágenes de deidades y dioses venerados por su comunidad, así como elementos de la Madre Tierra, el señor del Monte, aves como quetzales, semillas de frijol y maíz, y flores como margaritas, nubes y gladiolas, entre otros elementos más como los diseños de bordados de Tenango.
Antes era solo una hoja de papel amate con la imagen colorida, pero hoy se ha transformado en hermosos cuadros decorativos de diversos tamaños, lámparas, libretas, recuerdos para eventos sociales, invitaciones, tapetes y separadores para libros, entre otros.
Otros de los trabajos que se pueden elaborar con el papel amate es la técnica del papel picado, o también los tejidos o entramados que se hacen con las mismas fibras del jonote.
Esta última se trata de una técnica que se utiliza como la del telar de cintura, ya que se van acomodando las tiras de fibras de acuerdo con las figuras que se le quiere plasmar o incrustar.
La manera de trabajar, obtener la materia prima y transformarla en una belleza de artesanía, se puede apreciar en los talleres familiares que se pueden encontrar por las calles de Pahuatlán, donde la calidez de su gente los distingue.
A pesar del tiempo de elaboración que les lleva realizar estos trabajos, los artesanos ofrecen precios accesibles a los compradores, quienes tendrán como único dilema decidirse cuáles y cuántas piezas llevarse, porque todas son hermosas.
También hay artesanías elaboradas con chaquira y prendas bordadas, otra de las herencias prehispánicas que preservan los pahuatlecos.
Si decides acudir a este municipio serrano, no olvides tomar muchas fotografías de los maravillosos paisajes que nos regala la naturaleza, disfruta del senderismo, nadar en sus cascadas o ríos.
Visitar la parroquia del Señor Santiago, el mercado municipal, su puente colgante, el cerro del cirio, el mirador de Ahila, y apreciar el ritual de los voladores de Pahuatlán, tal como ocurre en Papantla, Veracruz; o en Cuetzalan, Puebla.
Valdrá la pena las casi 3 horas con 40 minutos de distancia que hay de la ciudad de Puebla a San Pablito Pahuatlán.