Para la socióloga Dulce María Pérez Torres, de la Facultad de Psicología de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), el caos generado a raíz de la pandemia de Covid-19, causó un desequilibrio social.
Esa es la razón por la que los crímenes registrados en los últimos meses son más violentos.
Incluso, prevé que a finales de este año aumente el consumo de sustancias tóxicas, pues durante casi dos años se perdió el contacto con la gente, hay más exigencias de productividad en los empleos y se ha acumulado la ira.
El Universal Puebla conversó con la especialista a raíz de los recientes casos de violencia extrema que se han reportado en la última semana, como el de Juan, el matasuegros, quien después de asesinar a sus parientes, los degolló y fue descubierto cuando iba a abandonar las cabezas que cargaba en una bolsa negra.
También, el 16 de noviembre, se registró el caso de Guadalupe, de 25 años, quien fue detenida en compañía de Ricardo, de 16 años, cuando ambos estaban estacionados a un costado del Periférico Ecológico con el cadáver del ex novio de ella en la cajuela, a quien asesinó por una supuesta deuda.
Al respecto, la especialista expresó que en la historia de la humanidad se tiene registro que después de periodos de caos, como la pandemia, de represión o de guerra, las personas se conducen por dos caminos.
Hay personas que toman el camino de resarcirse a ellas mismas, ser resilientes (capacidad para superar las situaciones traumáticas), mantenerse unidas a sus familias, ser más auténticas y preocuparse por los demás.
Sin embargo, otras personas, al ver que su condición humana fue mermada o violentada, descargan resentimientos contra aquellos que, de acuerdo a su percepción, les hicieron vivir situaciones negativas.
En este último caso -dijo- las personas buscan acabar con esa relación o con la persona y, dependiendo del tamaño de la distorsión de la percepción de la realidad que se tiene, será la reacción de la persona.
Por ello, los crímenes registrados en los últimos días en Puebla han sido más violentos, porque “en la percepción de la realidad cada persona construye un mundo diferente entre unos y otros”.
“Todas las personas tendemos a ser rencorosos, solo que hay personas que no logran hacer la resolución a esta parte del rencor, el odio, el enojo, ante una determina situación, por eso la gente piensa que el otro es su enemigo y lo tiene que exterminar”, citó.
Las especialista de la UPAEP destacó que por ese motivo, debería haber una institución especializada que atienda y regule el comportamiento de las personas pues, de lo contrario, podría seguirse elevando el nivel de violencia.
Precisó que nadie magnifica una situación de maltrato y muerte en contra de otra, hasta que lo hace.
“Porque en el momento de la agresión la persona pierde el piso de lo que está pasando, sólo piensa en cumplir su cometido”, explicó la psicóloga.
Al cometer un crimen no hay una relación entre la consciencia y realidad, por eso muchas veces cuando se hacen los interrogatorios al pasar de los días, los agresores dicen recordar episodios, pero no la forma detallada como ocurrieron los hechos.
Pérez Torres subrayó que la familia es el primer grupo de relación para el mundo, y se ha comprobado que las personas que no reciben caricias, afecto ni palabras positivas, están en un hilo que se llama “protodelincuente”, donde ven a la delincuencia como una alternativa a su vida social.
“Términos como abrazos, no balazos fue un desatino total, porque el ser humano debe estar sujeto a una estructura, a las instituciones, y hoy se rompieron estas formas de relación”, consideró.