En los grupos criminales, la edad sí importa. En su estructura, los niños tienen tareas específicas dependiendo de su edad.
Una de las actividades más condenadas y señaladas que las bandas delictivas les encomiendan a los menores es la de ser “halconcitos”.
Sin embargo, no todos los niños pueden serlo.
Los grupos del crimen organizado utilizan como halconcitos a los niños de entre 7 y 11 años.
Lo anterior, de acuerdo con los registros policíacos de la entidad y del país.
Además, las autoridades regularmente no les pueden fincar algún delito en específico.
Una vez que estos menores llegan a su madurez, que para los criminales es a los 12 años, cambian de rol dentro de la organización.
A esta edad, los grupos delictivos los dotan de armamento, como cualquier otro integrante del grupo.
Los aún menores se vuelven sicarios, pero también vigilantes de casas de seguridad.
Por lo anterior, dejan atrás su tarea de halconcitos.
Por su corta edad, los halconcitos pasan desapercibidos para las autoridades y para las víctimas, de quienes proporcionan información a los delincuentes para que las atraquen.
Además, estos menores se encargan de avisarles cuando hay presencia de alguna autoridad policíaca para que escapen.
Los halconcitos, en algunos casos, son dotados por los criminales de vehículos de fácil conducción para realizar esta tarea, como motonetas.
Los menores son enganchados debido a sus carencias
Los grupos delictivos enganchan a los menores que son vulnerables y con carencias realmente marcadas.
Entre ellas se encuentran las adicciones a las drogas, así como los problemas económicos, el cual es el motivo principal para poder reclutarlos.
Como la delincuencia organizada es la única opción que tienen para obtener alimento y vivienda, los menores aceptan ingresar al mundo criminal.