Cuando inició la pandemia en China, se acusó a los murciélagos de ser los causantes de la existencia del Covid-19.
Pero Rosa María González Monroy, profesora e investigadora de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), difiere. Ella no cree que estos mamíferos de largas alas sean los principales reservorios de la enfermedad que ha provocado la muerte a 3 millones 432 mil 672 de personas contabilizadas hasta hoy en el mundo.
“Que le quiten el mito a los murciélagos de que son los malos, son más los beneficios que aportan al ecosistema. Tal vez no son bonitos carismáticamente, pero tienen un papel muy importante, así que debemos aprender a vivir con ellos para que sigamos todos en armonía”, acotó en el marco del Día Mundial de la Biodiversidad que se conmemora cada 22 de Mayo.
En efecto, debemos tomar eso en cuenta porque aquí en Puebla habitan casi la mitad de las especies de murciélagos que existen en México. En la República Mexicana hay un total de 139 especies, de las cuales 60 están en el territorio poblano.
La científica de la BUAP sostuvo que las infecciones por virus ocurren de humano a humano, pero entre hombres y animales es poco probable, ya que cada uno tiene de por sí sus propias enfermedades.
En entrevista con El Universal Puebla, señaló que acabar con los quirópteros generaría un desequilibrio en los ecosistemas.
Explicó que la Asociación Mexicana de Mastozoología recomendó a los investigadores no hacer trabajos de campo a fin de proteger y salvaguardar a los pequeños mamíferos, los cuales ella estudia desde hace 12 años para conocer su diversidad cromosómica.
Consideró que la desinformación provoca que la gente los elimine, debido a que los relaciona con los vampiros.
Recordó una anécdota que ocurrió con trabajadores de una bodega, quienes pidieron el apoyo de los investigadores para sacar a los murciélagos de su espacio de trabajo.
“Cuando llegamos a la bodega, me sorprendió que la gente tenía cubierto el cuello con sus suéteres y bufandas por temor a que les fueran a chupar la sangre, pero eran murciélagos que se alimentan de insectos. Fue un evento cómico, pero es un reflejo de la falta de conocimiento sobre los beneficios de los mamíferos”, narró.
González Monroy mencionó que la presencia de los murciélagos proporciona a los seres humanos una gran cantidad de servicios ecosistémicos, ya que, por ejemplo, una población de estos mamíferos insectívoros en una noche puede comer cerca de 5 toneladas de insectos.
Además, alimentos como la guayaba, el plátano, mango, cactáceas y maguey tequilero son polinizados por ellos y también hay especies que son dispersoras de semillas y otros que gustan de comer pequeños organismos como peces y larvas.
“Los beneficios que nos proporcionan son más que los perjuicios. En Puebla, de 60 especies de murciélagos que existen, sólo Desmodus y Diphylla se nutren de sangre”, dijo la investigadora que también trabaja con poblaciones de Hidalgo, Morelos y Tlaxcala.
Las especies en peligro de extinción se encuentran dentro de los géneros Leptonycteris y Myotis, que son polinívoros e insectívoros, respectivamente.
En el Laboratorio de Mastozoología, esta experta estudia los caracteres cromosómicos para conocer más a fondo la genética de las especies e identificar si están transitando por algún cambio.
Algunas de las modificaciones registradas en estos mamíferos es que son susceptibles a cualquier cambio, buscan sitios con poco movimiento, que sean reservados, con ciertas características de humedad y oscuridad para vivir cómodamente, pues salen de sus cuevas a partir de las 18:00 horas.
“Ya hay muy pocas cuevas porque (las personas) las usan para rituales o provocan incendios, y esas cosas ahuyentan a los murciélagos y propicia que se vayan a los campanarios, sitios altos y con poca movilidad”, explicó.
