En México, los cementerios no solo son lugares donde descansan nuestros seres queridos sino que también guardan historias y leyendas que forman parte de nuestra cultura.
Principalmente en el mes de noviembre, los panteones se vuelven de gran importancia por el Día de Muertos, cuando las personas se reúnen en el camposanto para celebrar con los fieles difuntos.
Puebla tiene panteones que cuentan historias que, seguramente, te pondrán los pelos de punta o te quitarán el sueño. Estas leyendas provienen de los mismos habitantes, quienes se dicen testigos de episodios que están más allá de este mundo. Si te animas a visitar estos lugares, asegúrate que a tu linterna no se le acaben las pilas y que no te lleves a casa una inesperada e inquieta compañía.
Muchos de los panteones famosos de Puebla, ahora cuentan con recorridos guiados, como el Panteón Francés, uno de los más antiguos de la ciudad. Fue inaugurado el 26 de febrero de 1896, a petición de la colonia francesa en Puebla.
Este terreno fue usado en un principio para enterrar a los soldados franceses que murieron en la Batalla del 5 de mayo. Desde entonces y con aquel contexto, fue que los habitantes de la ciudad comenzaron a divulgar gran cantidad de leyendas sobre el cementerio.
La tumba de la niña Rosa Luisa Carranza Marín es la más popular del Panteón Francés, en esta Cripta descansan los restos de una pequeña que murió de 9 meses sepultada en la fosa 345 el día 28 de Mayo de 1902, hija de Adrián Carranza y doña Rosa Marín. Desde entonces surge la leyenda de que esta estatua cobra vida a altas horas de la noche, además se le atribuyen algunos milagros y en agradecimiento la gente la visita para regalarle algo.
El Panteón Municipal fue fundado en 1880, este camposanto fue creado para sepultar a las y los poblanos.
La primera persona enterrada en el Panteón Municipal fue una niña de nombre María Mercedes Huerta, quien murió en un incendio el 5 de Mayo de 1880. La tumba se encuentra en la calzada central del panteón.
Al ser uno de los panteones más antiguos de la ciudad, se dice que los espíritus aún pasean libremente por las noches, hasta la misma María que sale a jugar entre las tumbas.
Se cuenta de sombras que se mueven en la noche, pero la más escalofriante es una mujer que sale del panteón. La leyenda dice que una chica sale del panteón y pide un taxi, pero cuando la chica se baja y entra a su casa, nadie sale a pagarle el servicio.
Los taxistas molestos tocan a la casa para cobrar el viaje, pero es la madre de la joven que sale para decirles que la persona que les pidió el servicio, lleva más de 10 años de muerta.
Una de las historias más conocidas, principalmente en el panteón del barrio de Las Tres Horas, cuenta que una pequeña de nombre Susana la ha visto jugar entre las tumbas durante las noches, además de jugar con un columpio que se encuentra en ese lugar.
Cuentan la leyenda que en el año de 1880 en Acatzingo llegó una familia, la cual estaba conformada por el padre, la madre y una niña de 8 años, de nombre Susana Canquin, provenían de Cadiz, España y arribaron a México tiempo después, lamentablemente la pequeña falleció debido a problemas respiratorios y fue sepultada en el barrio de Las Tres Horas.
Al cabo de unos años los padres de la menor partieron a su lugar de origen, dejando los restos de la pequeña en dicho panteón. Se comenta que tanto en el día como en la noche se le puede ver brincando entre las tumbas y que lleva un vestido blanco. Otras personas la han visto en los columpios sentada o meciéndose para después desaparecer.
Hasta la fecha se le ha visto en las fiestas del barrio, así como también en el festival de día de muertos que se hace en el Panteón del 31 de octubre al 2 de noviembre.