El 5 de mayo es uno de los eventos históricos más importantes de México. De acuerdo a distintos historiadores, la Batalla de Puebla inició a las 9 de la mañana aquel 5 de mayo de 1862 y terminó ese mismo día alrededor de las 5 de la tarde.
Este triunfo no hubiera sido posible sin el "batallón de Zacapoaxtla”, que estaba formado por pobladores de diversas comunidades indígenas como Tetela de Ocampo y Zacapoaxtla.
Durante este hecho histórico, destacaron héroes y heroínas que han sido olvidadas y poco reconocidas, como es el caso de Altagracia Calderón, alias La Charra, una enfermera y miliciana nacida en 1837 en Jalacingo.
Nació en Jalacingo, (actual estado de Veracruz,) pero en aquel entonces aquella población formaba parte del municipio de Teziutlán.
La Charra se integró a las milicias que se formaron en Teziutlán contra las tropas invasoras del Imperio Francés, al lado de su esposo Gabino Ortega, comandante de las tropas de caballería, mismo que resultó muerto en un combate en Tetela de Ocampo.
Cuenta la leyenda que La Charra, durante ese combate y sin importarle las balas que rafagueaban, intentó recoger el cuerpo de su marido, pero al no poder subirlo al caballo, lo tuvo que abandonar sin antes recoger sus armas para que no quedaran en manos del enemigo.
Tras este hecho, se integró a las tropas de Ignacio Zaragoza para la defensa de la ciudad de Puebla en las batallas de 4 y 5 de mayo. En dicha acción trabajó en la enfermería del ejército de la República Federal de México, Altagracia estuvo refugiada en la Iglesia de los Milagros curando a los heridos de la batalla, entre ellos al General Porfirio Díaz.
Fue encarcelada por las tropas imperiales, y liberada por las tropas de Porfirio Díaz, tras la toma de Puebla de 1867.
Altagracia Calderón, mejor conocida como La Charra, falleció el 27 de octubre de 1917 en la ciudad de Puebla, donde le fue otorgada la perpetuidad. Fue sepultada en el panteón municipal, y en su lápida se lee: “Valerosamente combatió contra los franceses invasores”.