La actividad del volcán Popocatépetl se ha mantenido como una constante a lo largo de los últimos 28 años.
Desde diciembre de 1994 a la fecha, el registro de su comportamiento y vigilancia de su actividad están en el foco de la atención de la sociedad en general y de la comunidad científica.
Prueba de ello es el documento “Historia de la actividad del volcán Popocatépetl, 17 años de erupciones”, que elaboró el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), cuya primera edición salió a la luz en el año 2012 y que en el año 2014 se elaboró en versión electrónica.
El cual puedes encontrar en la siguiente liga: https://www.cenapred.unam.mx/es/Publicaciones/archivos/225-HISTORIADELAACTIVIDADDELVOLCNPOPOCATPETL-17AOSDEERUPCIONES.PDF
Así como los múltiples reportes que la comunidad científica ha elaborado en torno a la actividad del Popocatépetl desde que se reactivó.
De acuerdo con los registros, las erupciones más violentas tuvieron lugar en el año 2000, por lo que el 15 de diciembre se tomó la decisión de evacuar a la población.
El reporte del Cenapred señaló textualmente: “para el 15 de diciembre, la magnitud de las señales monitoreadas y la tasa tan alta de emisión de lava, que había emplazado el domo más grande observado en el actual episodio de actividad, motivó a las autoridades de Protección Civil a declarar un incremento en el nivel de alertamiento y la definición de un radio de seguridad de 13 kilómetros, lo que incluía a varias poblaciones muy vulnerables, como Santiago Xalitzintla y San Pedro Benito Juárez, Puebla”.
Y continua: “la decisión de qué poblados deberían ser evacuados fue tomada por las autoridades a nivel estatal y municipal, lo que hizo que algunas poblaciones fuera del radio de seguridad de 13 kilómetros, también fueran evacuadas por decisión de los alcaldes. Cerca de 41 mil personas abandonaron el área. Aproximadamente la mitad fueron movilizados por las autoridades de Protección Civil. Cerca de 14 mil aceptaron ser transportados a albergues, en donde se quedaron por hasta 10 días. Los otros evacuados se hospedaron con parientes o amigos”.
Así como la madrugada del 18 de abril de 2016, a la que se suma la del 16 de febrero de 2018 tras el sismo de 7.2 en la escala de Richter que azotó México.
En torno a la vigilancia del volcán Popocatépetl se creó un Comité Científico Asesor (CCA) del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), integrado por especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Cenapred.
En entrevista con el portal dw.com. plasmada en un trabajo firmado por Viola Trader y Robin Campion, vulcanólogo de la UNAM, señaló que en caso de una erupción muy fuerte “todo quedaría aniquilado en un radio de 15 kilómetros” y se tendría que evacuar a entre 10 mil y 20 mil personas de las poblaciones más cercanas.
“Hasta ahora, las grandes urbes, como Puebla o Ciudad de México, se han visto afectadas por pequeñas cantidades de ceniza volcánica fina que causa, sobre todo, dificultades respiratorias e irritación de los ojos. En algunas ocasiones, también se tuvieron que cerrar los aeropuertos y cancelar o desviar vuelos”.
“En cambio, en caso de una erupción muy fuerte, en función de la dirección del viento, una capa de ceniza-arena de uno a 30 centímetros de espesor caería en estas grandes ciudades, perturbando profundamente y, por varias semanas, el transporte terrestre, el drenaje, los vuelos, la red eléctrica. En temporada de lluvias, Puebla se vería afectada por inundaciones frecuentes que depositarían grandes espesores de lodo en las partes bajas de la ciudad”, precisó.