Para los nacidos en los años 70 en Puebla, escuchar la palabra Jumbo seguramente trae a su memoria las resbaladillas y columpios de plástico con los que se podía jugar en los jardines o parques públicos de la ciudad.
El origen de esta marca fue del padre de Luis Gerardo Inman Peraldi, actual director general del Consorcio Metal Plásticos Jumbo, cuando un día jugando con sus hijos en el jardín de su casa tuvo la idea de crear juegos de plástico para los más pequeños del hogar, y así lo plasmó en un dibujo sobre una servilleta.
En 1974, lo que surgió como una idea se convirtió en un emprendimiento que tuvo sus oficinas en Bulevar Atlixco, donde todo era entusiasmo y alegría hasta que dos años después muere el fundador.
El hijo mayor de la familia tomó las riendas del negocio mientras el resto de los hermanos se dedicaban a terminar sus carreras profesionales.
Así lo hizo Luis Gerardo, quien después de egresar de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap) y desempeñarse profesionalmente en Monterrey, Nuevo León, tomó la decisión de regresar a Puebla, donde su esposa daría a luz a su primer hijo.
Todo lo aprendido en la vida laboral lo puso en práctica en Jumbo y con ello la expansión de la fábrica que se ubicaría en privada San Ariel y Camino Real a Cholula y que daría empleo a por lo menos 70 trabajadores.
En este predio de cerca de 400 metros cuadrados, manos poblanas construían resbaladillas, sube y bajas, columpios y túneles para la diversión de los pequeños.
Un incendio en el año 2009 hizo que Inman Peraldi reestructurará los procesos en la planta y al mismo tiempo proyectará la marca, por lo que dos años después los productos Jumbo se convirtieron en el consorcio que es ahora.
Para 2014 y con una fuerte inversión, edifican la actual fábrica que se ubica en la avenida Periférico Ecológico, número 13, San Lorenzo Almecatla, perteneciente al municipio de Cuautlancingo, desde donde salen productos a toda la República y países de Centroamérica como Colombia, Costa Rica, Guatemala y Panamá.
Cuenta con sucursales en Morelos, Sonora, Sinaloa y otros estados.
Hoy, con una plantilla de poco más de 120 trabajadores, la tercera generación del apellido Inman no solo sigue conquistando el mercado con juegos para parques, pues su catálogo también incluye productos de metal para gimnasios, fuentes, juegos acuáticos, mobiliario urbano, pista de hielo, pista de skate, esculturas lúdicas y espacios arquitectónicos.
Desde su fundación, Jumbo se ha distinguido por el compromiso de alcanzar la satisfacción de sus clientes, con equipamiento público con materiales de calidad, resistentes y durables.
Tal vez esa ha sido la receta que les ha permitido mantener a flote, pese a cursar por momentos difíciles ocasionados por la pandemia del Covid-19 y ante la competencia que representan la introducción al mercado nacional de productos de origen asiático.
“El objetivo es mantener nuestro liderazgo, lo que nos obliga a profesionalizarnos continuamente, a mejorar los procesos de producción, ofrecer un servicio de excelencia, desarrollar nuevos productos y enfocar los esfuerzos a lograr la satisfacción total de nuestros clientes”, se lee en su página oficial.
Para Luis Gerardo Inman Peraldi, durante un encuentro con estudiantes de la UDLAP, la clave del éxito es “no rendirse, tener visión para los negocios, ser una persona todoterreno, pasión interna por lo que se hace y sacar esa pasión como la verdadera voluntad de ser diferente para ver tus sueños y convertirlos en realidad”.