En Santiago Xalitzintla, la comunidad más cercana al volcán Popocatépetl, investigadores del Instituto de Ciencias de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), iniciaron las pruebas de espirometría en la población.

A través de carpas que instaló la Secretaría de Salud, personal de la dependencia junto con investigadores de la BUAP hacen los estudios a los habitantes, principalmente población vulnerable como personas de la tercera edad, niños, mujeres embarazadas y pacientes con asma.

El objetivo es analizar los posibles daños en la salud provocados por la caída de ceniza volcánica, la cual se agudizó en las últimas semanas, siendo el domingo 21 de mayo cuando la ceniza cubrió hasta la ciudad de Puebla.

La prueba consiste en, mediante dispositivos llamados espirómetros, hacer que la gente inhale y exhale en determinados tiempos para medir el flujo de aire, la cantidad de aire que se exhala y qué tan rápidamente lo hacen.

También permitirá identificar un amplio rango de enfermedades pulmonares relacionadas con volcanoconiosis.

Las pruebas se realizan a personas de distintos grupos etarios de los municipios aledaños al coloso y se desarrollará durante cuatro meses, después de ese periodo se conocerán los resultados.

De acuerdo con José Antonio Martínez García, secretario de Salud estatal, este protocolo de investigación es para detectar las afectaciones crónicas pulmonares que podrían ocasionar la caída de ceniza, lo cual se denomina volcanoconiosis.

Se trata de un estudio pionero en Puebla y único en el país, derivado de la exposición que por décadas han tenido los habitantes de las faldas del Popocatépetl.

Los investigadores recorrerán las comunidades de Santa Cruz Cuautomatitla y Xochiteopan, pertenecientes a Tochimilco y Atzitzihuacán, respectivamente, así como el municipio de San Nicolás de los Ranchos.

También participan especialistas de la Subdirección de Enseñanza e Investigación de la Secretaría de Salud estatal.

En este primer día de estudio se mostró participación por parte de los pobladores, quienes dijeron que ellos por ahora no sienten algún cambio en su salud, pues “estamos acostumbrados a vivir con el volcán”.

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