En el 2022, para celebrar el primer aniversario del socavón de Santa María Zacatepec, los pobladores participaron en una misa que se celebró a unos cuantos metros de la oquedad.
En este 29 de mayo de 2023, cuando se cumplen dos años de que surgió este fenómeno natural, no hubo ningún evento especial en la comunidad que está a 32 kilómetros de distancia del volcán Popocatépetl. Pero algo planean los habitantes.
Durante el recorrido que realizó El Universal Puebla se atestiguó cómo los vecinos continúan con sus labores diarias, algunos atendiendo los pequeños comercios como cocinas económicas, estacionamientos, tiendas de abarrotes y los cultivos del campo.
El ruido que rompe con la tranquilidad de Zacatepec es el paso de una avioneta, debido a su cercanía con el aeropuerto internacional Hermanos Serdán, así como la circulación de automovilistas y transporte público sobre la carretera federal a Huejotzingo.
Sin embargo, Flor Morales, vecina en calle Los Pinos, donde están las casas más cercanas al socavón, platicó que entre los colonos y familiares surgió la idea de que habría que organizar la Feria de Socavón.
En la entrevista, argumentó que el festival debería ser un evento anual para que ayude a las familias del lugar a obtener recursos por medio de la venta de diversos productos.
“Más que una entrada económica, sería algo que sirva para reconocer al pueblo, pues no todos tienen un socavón”, comentó tras indicar que más allá de eso en Zacatepec sólo tienen como sitio turístico la ex hacienda El Ameyal, el monumento al reloj y el quiosco.
Su suegra -dijo- fue la creadora de las famosas gorditas del socavón, que consistían en una tortilla gruesa de maíz, frita en manteca, cubierta con salsa verde y encima le colocaban un huevo estrellado para que la yema simulara al socavón.
Otras familias vendieron helados, playeras, gorras y demás recuerdos, incluso los jóvenes youtubers de Zacatepec tuvieron su fama, por lo que consideró que una feria anual les vendría muy bien.
Juan Carlos, un joven encargado de un estacionamiento y lavado de autos que se encuentra sobre la carretera, también afirmó que existe la idea de la Feria del Socavón, pero desconoce quién estaría a cargo y cuándo se realizaría.
En su caso, comentó que sería benéfico para la comunidad, pues antes del socavón el establecimiento captaba cerca de 500 pesos diarios, mientras que durante la euforia de curiosos y turistas registraron ingresos de mil a dos mil pesos tan solo los domingos cuando llegaba más gente.
A él le tocó atender paseantes de Monterrey, de la Ciudad de México, de Chiapas, vecinos de Tlaxcala, también de Hidalgo y de otras ciudades del interior de Puebla, quienes pagaban por estacionar sus autos y por el servicio de sanitarios.
Guadalupe Chávez, una mujer adulta mayor, compartió que sus nietos vendieron refrescos, quesadillas y frituras, pero sólo fue por corto tiempo porque después la gente dejó de asistir.
Sentada en la tierra, a unos metros del socavón, relató que cuando ella era niña, su abuelo tenía más de 90 años de edad y le platicaba que en toda esa zona, que ahora son terrenos de cultivo, había cerca una especie de jaguey donde podían pescar.
Dijo que poco a poco fueron tapando esa “fuente” y surgieron dueños de terrenos que antes pertenecían al pueblo.
“Según dicen que ahí hay una vena del Popocatépetl y por eso hay agua y que se va abrir más por el lado de la carretera, pero gracias a Dios no ha pasado nada”, comentó al tiempo de asegurar que por eso todas las casas del lugar cuentan con pozo de agua que les abastece para sus necesidades esenciales.
Mientras el socavón permanece olvidado, con agua estancada en su interior, los campesinos de alrededor siembran cebolla, coliflor, rábanos, cilantro, maíz; otros más continúan construyendo casas y bodegas.
Se acuerdan del socavón cada que llueve, pues comentan que tienen miedo de que el agua provoque que se siga ampliando el diámetro.
De vez en cuando sigue llegando uno que otro curioso, como David Torrez Vázquez, vecino de Tlaxcala, quien junto con su familia llegó por cuarta ocasión a visitar el socavón.
Relató que desde que surgió esta oquedad hace dos años se dio oportunidad de conocerlo y ahora llevaba a su hija, a su yerno y a su cuñada para que lo vieran, aunque sea detrás del cercado que personal de Protección Civil colocó por seguridad.
En su opinión, el socavón fue resultado de la sobreexplotación del manto acuífero, la instalación de la zona industrial aledaña donde se encuentran plantas embotelladoras de refrescos y una mala planeación del desarrollo de la comunidad.
“A veces lo malo tampoco es que gasten el agua, es que ni la pagan y cuando lo hacen es una verdadera burla. No tienen plantas de tratamiento y todo lo desechan a los ríos. Aquí el problema principal, por los químicos y todo, son las industrias”, argumentó.
En el recorrido, también hubo quienes señalaron que el socavón podría ser una opción ecoturística, tal como lo es actualmente el Cuexcomate, considerado el volcán más pequeño del mundo y que se encuentra en Puebla.
Piensan que debería tener escaleras que permitan descender a la oquedad, mientras que en el predio pueden colocarse palapas con diferentes tipos de servicios para que la gente acuda a la zona y genere derrama económica en la población. ¿Te animarías a asistir a la feria o descender al socavón?
