Puebla, aunque no es conocida como una de las zonas más activas sísmicamente en México, ha sido escenario de algunos terremotos devastadores que dejaron una huella profunda en la memoria colectiva, arrasando con el patrimonio de las familias y provocando la pérdida de vidas humanas.

Uno de los eventos más recordados fue el sismo de Tehuacán, ocurrido la tarde del 15 de junio de 1999. Con una magnitud de 7.0 en la escala de Richter, este temblor tuvo su epicentro a 20 km al sur de Tehuacán y alcanzó una duración de 45 segundos.

El evento dejó a Puebla marcada por la destrucción de edificios históricos, incluyendo valiosos tesoros arquitectónicos que forman parte del legado colonial de la región.

El impacto del sismo no solo se sintió en Puebla, sino que afectó a siete estados de la República, entre ellos Oaxaca, Tlaxcala, Veracruz y la Ciudad de México. El epicentro del sismo, localizado a 80 km de profundidad, provocó que el movimiento telúrico fuera intenso, afectando profundamente la infraestructura local.

En Puebla, 20 personas fallecieron, entre ellas 15 en la región de Tehuacán, mientras que más de 200 resultaron heridas. Los daños materiales fueron catastróficos, especialmente en viviendas construidas con adobe y en edificios de más de un piso.

Los municipios más afectados incluyeron Heroica Puebla de Zaragoza, Amozoc de Mota, Atlixco, Cholula y Tehuacán, entre otros.



Entre las estructuras afectadas, destacan importantes edificios religiosos, como el ex convento del Carmen, que sufrió grietas en su torre de campanario, y la Capilla Real del ex convento de San Gabriel en Cholula, donde una cúpula colapsó.

La infraestructura básica también sufrió daños, con cortes en el suministro de energía eléctrica y de agua potable, que tardaron hasta dos días en ser restablecidos.

Otro de los terremotos más devastadores que ha sacudido a Puebla ocurrió el 19 de septiembre de 2017, exactamente 32 años después del trágico sismo de 1985. A las 13:14 horas, un temblor de magnitud 7.1 con epicentro a 8 km al noroeste de Chiautla de Tapia impactó severamente a la región.

De acuerdo con el , el epicentro fue ubicado a un kilómetro de San Felipe Ayutla, Puebla (de ahí su nombre). Cabe señalar que este sismo ocurrió apenas 12 días después del terremoto de Chiapas.

Los daños se extendieron a múltiples estados, siendo los más afectados Ciudad de México, Morelos, Puebla, Estado de México, Guerrero, Oaxaca y Tlaxcala. La tragedia humana fue profunda, con 230 muertes, 100 reportadas en la Ciudad de México, 69 en Morelos, 43 en Puebla, 13 en el Estado de México, 4 en Guerrero y 1 en Oaxaca.



El impacto en Puebla fue severo, particularmente en las regiones de la Mixteca, los Valles de Izúcar de Matamoros y Atlixco, y el Centro Histórico de la ciudad de Puebla, donde importantes estructuras coloniales resultaron dañadas o colapsadas.

Este sismo también resaltó la alta sismicidad del país, dado que México se encuentra en una de las regiones más activas del planeta, el Cinturón de Fuego del Pacífico, en la convergencia de las placas Norteamericana, Cocos, Pacífico, Rivera y del Caribe.

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