El senderismo o “subir cerros” es una actividad para acercarse a la naturaleza, hacer un poco de ejercicio y desconectarse en el verano.

Esta actividad no solo permite a los aventureros desafiar sus límites físicos y mentales, sino que también los sumerge en un entorno lleno de historias y leyendas terroríficas que añaden un toque misterio a la experiencia.

El Cerro del Tepetroja

Ubicado en el pueblo de San José Axuxco Miahutlán Puebla, este cerro se le considera dadivoso y maldito a la vez.

La leyenda dice que abre sus puertas cada 24 de junio para quien quiera dinero; sin embargo, la gente ambiciosa que se arriesga solo tiene un minuto para estar dentro y los que se tardan más se quedan atrapados y no pueden salir hasta el siguiente año.



Pobladores cercanos al cerro del Tepetroja durante la noche del 24 de junio escuchan música dentro del cerro.

También se dice que es costumbre de la gente del pueblo vaya al cerro cada 2 de noviembre a entregarle ofrendas para pedir por todos sus habitantes, pues se dice que la primera misa católica de la región se realizó en este cerro y se hicieron ofrendas de plata y copal.

El Cerro Colorado

Este cerro fue de gran importancia para las antiguas culturas, pues desempeñó el papel de sitio sagrado.

Sus cuevas servían para realizar ceremonias religiosas. Posteriormente, fue empleado como una fortaleza y centro de culto.

Una de ellas recibe el nombre de la cueva del diablo, la leyenda dice que en los días 23 y 24 de junio las personas acuden a ella para cambiar su suerte, ya que precisamente en esos días se abre “La puerta de San Juan”.

Este fenómeno temporal, conocido como el "encanto", es aprovechado por los visitantes que acuden a la cueva para cambiar su suerte. Sin embargo, existe el temor de que la puerta se cierre inesperadamente, atrapando a aquellos que están dentro.

El cerro de San Miguel

El Cerro de San Miguel, ubicado en Atlixco, Puebla, es conocido no solo por su belleza natural y su importancia cultural, sino también por las numerosas leyendas paranormales que lo rodean.

Este cerro es el escenario de uno de los festivales más importantes de la región, el Festival Atlixcáyotl, que celebra la riqueza cultural de los pueblos indígenas de Puebla. Sin embargo, cuando cae la noche, el ambiente en torno al Cerro de San Miguel cambia drásticamente según los relatos de los lugareños.

La leyenda cuenta que, en una ocasión, un niño que volvía a casa junto a su hermana, llevando un trozo de pan que su madre les había encargado, observó unas luces rojas en el cielo.

Fascinado por estas luces, que parecían danzar en el aire, decidió seguirlas, ignorando las súplicas de su hermana que le pedía que no lo hiciera. Trágicamente, el niño nunca volvió y no se supo más de él.

Este evento sembró el miedo en el corazón de las madres del pueblo, que comenzaron a cerrar sus puertas y ventanas al caer la noche, temerosas de que las mismas luces pudieran llevarse a sus hijos.

Hasta la fecha, los habitantes de Atlixco temen acercarse de noche al Cerro de San Miguel, pues aseguran que las brujas suben para llevar a cabo sus rituales.

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