Archivos históricos dan cuenta que 19 terroristas secuestraron cuatro aviones comerciales el 11 de septiembre de 2001.

Dos de las aeronaves fueron estrelladas contra las Torres Gemelas del World Trade Center en la ciudad de Nueva York; la tercera contra el Pentágono en Washington y la cuarta en Pennsylvania.

Este hecho, que en esa época mantuvo a millones de espectadores frente al televisor, tuvo como saldo 2 mil 977 muertos en los cuatro ataques, incluyendo a los 343 bomberos que fueron los primeros en acudir a prestar auxilio en la zona cero.

Al ser Estados Unidos una nación fundada por migrantes, entre las víctimas mortales había inocentes de más de 80 países, incluyendo México.

Conforme fueron pasando las horas y los días de ese ataque terrorista, atribuido a Osama bin Laden y la red Al-Qaeda, el Consulado de México en Nueva York confirmó la muerte de un total de 15 mexicanos, siete eran poblanos:

-Alicia Acevedo Carranza, originaria de Teziutlán

-Leobardo López Pascual, originario de San Pablo Anicano

-Víctor Antonio Martínez Pastrana, de Tlachichuca

-Antonio Meléndez, de Acatlán de Osorio

-Juan Romero Orozco, de Acatlán de Osorio

-Max Gómez, de la ciudad de Puebla

- Antonio Javier Álvarez

Se dice que los poblanos trabajaban en el restaurante Windows of the World, en el piso 107 de la torre uno, algunos en los sectores de la construcción y otros en servicio de limpieza.

¿Cómo vivieron los atentados del 11-S los poblanos en Nueva York?

Un evento de tal magnitud alteró la vida de los poblanos por igual, tanto a aquellos que apenas tenían unos meses de haber llegado a la Gran Manzana, como a los que ya llevaban muchos años radicando allá.

En archivos son pocas las historias que se pueden encontrar, que de acuerdo con publicaciones de ese momento, el temor que tenían los migrantes era mayúsculo, tanto por el acto terrorista como por las políticas migratorias que les infundían miedo a ser deportados.

Radio local como vínculo para los migrantes

Una estación de radio local en Puebla de manera empírica fue usada por los poblanos en Nueva York para avisar a sus familiares que estaban bien y que no se preocuparan.

También sirvió para explicarles que no podían comunicarse porque los servicios de energía eléctrica y líneas telefónicas, entre otros, habían sido suspendidos en tanto se llevaban a cabo las labores de rescate.

Gerardo Villeraldo, originario de Tepexi de Rodríguez, en una entrevista a una televisora, compartió que ese día deseó no haber pagado al pollero para que le pasara a su esposa e hijos al territorio estadounidense.

Él tenía ya 15 años radicado en Estados Unidos trabajando en la colocación de piso en la construcción, tiempo que le sirvió para ahorrar lo suficiente y llevar consigo a su esposa y cuatro hijos de México a Nueva York.

Su familia llegó en mayo del 2001, con muchos planes para cumplir el sueño americano, sin saber que cuatro meses después estarían viviendo todos temerosos de salir a la calle, por miedo a más ataques terroristas y también a ser deportados.

Casa Puebla en Nueva York

Para Antonio Quechol, originario de Izúcar de Matamoros, fue sorprendente darse cuenta que en esa ciudad había una sede oficial del gobierno del estado, conocida como Casa Puebla en Nueva York, la cual estaba destinada a brindar servicios a los connacionales y asesoría en temas burocráticos.

Dijo que se dio cuenta de esas instalaciones porque estaba muy cerca de la zona cero, entonces reporteros de por lo menos 10 televisoras del mundo ocuparon el inmueble como un set para reportar los hechos.

Ahí también dieron albergue a 938 voluntarios que llegaron para las labores de rescate. Por parte de México fueron los rescatistas conocidos como Los Topos.



Al inicio del milenio, por el alto número de poblanos que habían emigrado a la Gran Manzana se le apodaba "Puebla York".

Los municipios de la región mixteca, debido a sus carencias geográficas y económicas, son los principales expulsores de migrantes poblanos.

Sin embargo, para Ricardo Andrade Cerezo, conocido como el Rey de la Cemita, el atentado del 11 de septiembre de 2001 sirvió para demostrar dos cosas: la solidaridad que caracteriza a los mexicanos en momentos de desgracia, pero también para darse cuenta de que a pesar de haber muchos poblanos asentados en esa ciudad, no habían hecho comunidad.

Se dieron cuenta del poco trabajo que habían hecho entonces las autoridades de Puebla para tener un censo real de los poblanos radicados en Nueva York, New Jersey y Connecticut.

Como poblanos tampoco se habían organizado como grupos de vecinos u originarios de un mismo municipio para establecer una comunicación entre ellos, conocer sus familias, apoyarse o para intercambiar experiencias con mexicanos de otros estados.

Todos estaban dispersos y trabajando en lo individual, porque muchos aún no habían legalizado su estancia y preferían mantenerse ocultos, otros usaban nombres falsos porque ya habían sido deportados y otros más no querían que sus empleadores conocieran de su condición migratoria.

A 22 años del atentado a las Torres Gemelas, los poblanos en Nueva York han fortalecido sus lazos y se conocen, pero ya no es la ciudad donde más poblanos llegan para cumplir el sueño americano, porque ahora la mayoría radica en California, Estados Unidos.

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