La calabaza es un elemento fundamental para la conmemoración del Día de Muertos, y Puebla participa de manera destacada no solo en su producción, sino también en el plano gastronómico con la preparación deen.

Para hablar del tema, lo primero que hay que establecer es que hay varios tipos de calabaza. La más conocida es la de milpa, usada comúnmente en la preparación de alimentos diarios, pero la que se utiliza en la temporada de Muertos es la calabaza de Castilla, cultivada principalmente en México.

Producción de calabaza en Puebla

De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial (Smadsot), la calabaza de Castilla se cosecha en 14 municipios de Puebla y, al año, se producen 3 mil 103.52 toneladas.

En general, la calabaza de Castilla se produce en 212 municipios poblanos, destacando los siguientes: Libres, Tepeyahualco, Piaxtla, Teotlalco, Jalpan, Cohetzala, Ixcamilpa de Guerrero, San Salvador el Seco, San José Chiapa y Huehuetlán el Chico. La producción se concentra principalmente en la Mixteca y en la zona de Libres.

Características culinarias de la calabaza de Castilla

La calabaza de Castilla se caracteriza por su cáscara gruesa, pulpa carnosa de color anaranjado y semillas (pepitas) en su interior. Este fruto, considerado el más grande del planeta, es un cultivo de origen prehispánico y tiene gran relevancia para la alimentación.

En el Día de Muertos se prepara en tacha o dulce de calabaza, que se elabora con piloncillo o panela, clavos, canela, guayabas y caña, y se sirve para adornar y aromatizar cualquier ofrenda.

También se pueden preparar atoles, aguas frescas y repostería. Las semillas se asan, cuecen o hierven como botana, en guisos, tamales, dulces, o como adorno y complemento en otras preparaciones.

Puebla y la calabaza en tacha

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la calabaza en tacha es un dulce originario de Puebla. Su nombre proviene del “tacho”, el recipiente en el que se prepara. Para este delicioso postre se emplea azúcar, miel o piloncillo, y se acompaña con un toque de canela.

Una de las propiedades más importantes del dulce de calabaza es que actúa como un remedio contra bacterias y parásitos intestinales, gracias a las semillas de la calabaza, que suelen dejarse en la preparación del postre.

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