México es un país conocido por su riqueza en sitios arqueológicos, con más de 49 mil 347 registrados por el , aunque se estima que existen más de un millón de asentamientos por descubrir. La pirámide de Atlixco, un hallazgo reciente, ha capturado la atención por permanecer oculta bajo capas de tierra y escombros durante siglos.

Los arqueólogos determinaron que el teocalli fue construido en al menos dos etapas, que abarcan desde el Preclásico Tardío hasta el Posclásico Temprano (alrededor del primer milenio de nuestra era). Pero, ¿en dónde está esta pirámide?, aquí te lo decimos.

Por generaciones, la leyenda de una pirámide oculta en la cima del Cerro de San Miguel, en Atlixco, ha circulado entre sus habitantes. Ahora, tras siglos de especulación, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha confirmado la existencia de un teocalli o templo prehispánico en lo alto de este cerro, ubicado bajo la actual capilla dedicada a San Miguel Arcángel.

Este descubrimiento, realizado en 2023, se dio a conocer durante los trabajos de rehabilitación de los andadores y miradores del lugar.

Durante las excavaciones, los especialistas encontraron vestigios de muros y pisos, además de fragmentos de cerámica y herramientas de piedra que datan de ese periodo.



Este descubrimiento impulsó a los expertos a continuar con las excavaciones en el atrio de la iglesia, con el fin de localizar restos del templo. A solo 25 centímetros bajo el nivel actual del atrio, encontraron un piso de cal y arena rodeado por un muro de piedras unidas con lodo.

Al excavar más profundamente, a 90 centímetros, hallaron un segundo piso, lo que permitió a los arqueólogos confirmar la existencia de un templo prehispánico en la cima del Cerro de San Miguel, que tuvo dos fases constructivas.

Lo que hace este hallazgo aún más significativo es la ubicación sagrada del cerro, anteriormente consagrado a Macuilxóchitl, la deidad nahua de la música y la danza, lo que vincula este sitio con antiguas prácticas rituales que, hasta hoy, siguen siendo parte del patrimonio cultural de Atlixco.

La plaza de la danza, donde cada año se celebra el Huey Atlixcáyotl parece seguir el antiguo uso ceremonial del lugar. Esta fiesta indígena es capaz de reunir una gran diversidad de pueblos nahuas, totonacos, tepehuas, otomíes, mixtecos, popolocas, mazatecos y criollos, para agradecer las cosechas, manteniendo viva la conexión espiritual con las raíces prehispánicas del cerro.

Aunque aún se desconoce con certeza a qué divinidad estaba dedicado este teocalli, los arqueólogos señalan que pudo haber estado consagrado a deidades como Quetzalcóatl, Tláloc o el mismo Macuilxóchitl. No se descarta la posibilidad de encontrar más restos del templo ocultos bajo la capilla virreinal.

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