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Esta es la pirámide de Puebla que se construyó sobre lava volcánica

Sus habitantes lograron convertir un paisaje volcánico en una ciudad próspera durante al menos 2 mil años

Esta zona arqueológica fue edificada sobre lava volcánica | Foto: Zona arqueológica de Cantona INAH/ freepik
26/09/2024 |20:12
Erika Rodríguez
RedactorVer perfil

Una de las zonas arqueológicas más impresionantes y desconocidas de México se encuentra al noreste de la capital de Puebla, entre los municipios de Tepeyahualco y Cuyoaco.

Esta ciudad prehispánica, cuyo nombre significa "Casa del Sol", fue construida sobre un flujo de lava que emanó hace unos 60,000 años del volcán Caldera de los Humeros, lo que le confiere un carácter único.

Esta extensión de roca volcánica no solo sirvió como base estructural para la ciudad, sino que también actuó como un recurso estratégico para sus habitantes.


Cantona: La ciudad prehispánica construida sobre lava volcánica

La elección de este lugar, aparentemente inhóspito y semidesértico, fue intencionada y crucial para el desarrollo de Cantona.

Según la arqueóloga Katina Vackimes Serret y estudios del , los fundadores aprovecharon la topografía natural y las coladas de basalto no solo como material de construcción, sino también para fortificar la ciudad, creando un espacio defensivo que separaba a la urbe del territorio agrícola circundante.

El malpaís, una formación de lava árida y rocosa, ofreció protección natural y fue esencial para la planificación urbana de la ciudad.

Cantona fue un centro urbano y ceremonial con una compleja red de calles y calzadas. Se estima que albergaba alrededor de 4,000 vías de comunicación internas, lo que la convierte en una de las ciudades más urbanizadas del México prehispánico.

Además, contaba con 24 juegos de pelota, lo que subraya su importancia cultural y social. Los edificios fueron erigidos con piedras superpuestas, sin mortero, aprovechando la roca volcánica local.

La arqueóloga Vackimes Serret señala que Cantona prosperó gracias a la abundancia de recursos naturales, en especial la obsidiana, un vidrio volcánico altamente valorado en la época prehispánica.

Y esto se debe a que a tan solo 9 kilómetros de la ciudad se encontraba un rico yacimiento de este material que fue fundamental para el comercio y la producción de herramientas y armas.

La ubicación de la ciudad, en la Cuenca Oriental, también ofrecía visibilidad estratégica y acceso a recursos vitales, como agua subterránea, que garantizaba la subsistencia de la población.



Arquitectura de la ciudad

La ciudad de Cantona abarcaba cerca de 14 kilómetros cuadrados, extendiéndose desde una altura de 2,480 a 2,609 metros sobre el nivel del mar. La planificación urbana se ajustaba a la irregularidad del terreno, aprovechando los desniveles y formaciones naturales del malpaís.

Los barrios residenciales se localizaban en las áreas más bajas, protegidos de los vientos y cambios de temperatura, mientras que las áreas cívico-religiosas y políticas se encontraban en las partes altas, con vistas panorámicas del territorio.

Años más tarde, Cantona fue abandonada tras las invasiones chichimecas del siglo XI.


¿Cómo llegar a Cantona?

Cantona se encuentra a aproximadamente dos horas de la ciudad de Puebla. Para llegar, se toma la autopista Núm. 150 (México-Veracruz) hacia el oriente.

Desde Amozoc, se sigue la Carretera Federal No. 129 (Puebla-Teziutlán) hacia el norte, hasta el poblado de Oriental. Desde allí, se continúa hasta Tepeyahualco, donde se encuentra el acceso a la zona arqueológica.

El costo de entrada es de 90 pesos mexicanos, e incluye el acceso al museo de sitio. Los domingos, los ciudadanos mexicanos tienen acceso libre.