Ubicado en la junta auxiliar La Libertad, el Cuexcomate es una formación geológica bastante peculiar que se ha ganado el apodo de “el volcán más pequeño del mundo".
Sin embargo, a pesar de su gran fama, el Cuexcomate es en realidad un géiser inactivo.
El Cuexcomate tiene una altura de 13 metros y un diámetro de 23 metros. Su nombre proviene del náhuatl y significa “olla de barro o lugar para guardar”.
Según la página Sismología Mexicana, este géiser se formó a raíz de una erupción violenta del Popocatépetl en 1064, que desató la circulación de aguas termales a través de la roca calcárea del Mesozoico, dando lugar a esta formación.
Se documentó su última actividad en el siglo XVII, cuando expulsó gases y agua hirviendo, lo que llevó a su confusión con un volcán.
Aunque existen teorías que sugieren que el Cuexcomate podría reactivarse, expulsando nuevamente agua azufrada debido a su conexión subterránea con el Popocatépetl, el Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México aclara que es un géiser fósil, es decir, que dejó de tener actividad hace mucho tiempo.
Este llamado volcancito tiene 953 años de existencia, y fue en el 2014 cuando las autoridades locales trabajaron para convertirlo en un punto turístico tanto para los residentes locales como para visitantes nacionales e internacionales.
El sitio fue adecuado con unas escaleras a partir de las cuales es posible sumergirse a lo profundo de este géiser. En su interior hay un pequeño yacimiento de agua cristalina con peces, que proviene de ríos subterráneos que se cree que tienen salidas hacia Cholula y Atlixco.
El Cuexcomate está ubicado en la Junta Auxiliar de La Libertad, en la 2 Poniente y 3 Norte.
De acuerdo con el instituto de Geología de la UNAM, un géiser es una fuente natural equipada con un mecanismo único de calentamiento y expulsión que produce una poderosa columna de agua y vapor.
Ésta es lanzada con intensidad, pudiendo alcanzar alturas de hasta sesenta metros. Aunque pueden ser un espectáculo impresionante, los géiseres también pueden ser peligrosos.
Las erupciones pueden ser extremadamente calientes y violentas con temperaturas que pueden superar los 200 grados Celsius.