La vida después de pisar la cárcel no es fácil. Un ex convicto no sólo enfrenta las dificultades de los antecedentes penales.
La mayoría de los delincuentes tiene problemas de readaptación social.
Los más comunes son la estigmatización por parte de la sociedad y, en ocasiones, de sus familiares.
Los ex convictos también sufren las consecuencias de no poder encontrar empleo y el acceso a la educación.
Lo anterior los limita a generar su propio capital que muchas veces los obliga a reincidir.
De acuerdo con el estudio Reintegración Idónea a la Sociedad de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), los centros de readaptación social tienen que diseñar los programas de reinserción social adecuados.
Señaló que para lograr una buena reinserción de los criminales deben estar basados en rehabilitación y educación.
El estudio indicó que las cárceles también tienen que contar con programas previos a la puesta en libertad, como los beneficios preliberacionales o de la libertad condicionada y anticipada.
Además, abundó, tienen que apoyar a las personas con servicios postpenales con la finalidad de procurar que alcancen una vida digna y así prevenir la reincidencia.
Según el último Censo Nacional del Sistema Penitenciario Federal publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), uno de cuatro delincuentes que ingresaron a cárceles de Puebla en el 2020 ya había estado preso.
Detalló que de los 2 mil 973 presos 768 fueron reingresos.
Especificó que 49 fueron mujeres y 719 población varonil.
Cabe recordar que el año pasado el gobierno federal, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, anunció el programa de preliberación de reos con delitos menores.
Sin embargo, el gobierno estatal hasta el momento no ha informado cuántos han sido beneficiados y cuántas solicitudes han recibido.