Aquí empezó la Revolución Mexicana. Es la casa con el número 206 de la calle 6 Oriente o Antigua Portería de Santa Clara número 4, en el Centro Histórico de Puebla.
La mañana del 18 de noviembre de 1910, el jefe de la policía trató de hacer un allanamiento con el propósito de buscar las armas que supuestamente tenían en este domicilio, a pesar de que ya se había hecho un cateo en días previos.
La fachada es la prueba fehaciente de la lucha que enfrentaron Natalia, Carmen, Aquiles y Máximo Serdán Alatriste, ya que muestra sobre sus muros los impactos de bala que vinieron de las armas de un millar de militares que se apostaron desde lo alto de los templos de Santa Clara y San Cristóbal.
Sergio Vergara, secretario de Cultura del gobierno estatal y Domingo Castillo, director del Museo Regional de la Revolución Mexicana, narraron la historia para El Universal Puebla, con motivo del 111 Aniversario de la Revolución Mexicana, un
movimiento social de estudiantes, obreros y campesinos contra las aspiraciones del presidente Porfirio Díaz para reelegirse.
La insurrección se marcó por Francisco I. Madero para el 20 de noviembre de 1910 a las 18:00 horas, pero Puebla se adelantó el 18 de noviembre a las 10:00 horas y por eso es la cuna de la Revolución Mexicana.
Hoy, esta casa mantiene sus puertas abiertas y los visitantes pueden conocer el estilo de vida que tenían los hermanos Serdán Alatriste, una familia de clase media.
Los Serdán Alatriste encabezaron la lucha. Carmen Serdán viajaba a Estados Unidos a comprar armas y las repartía entre la población, fue así que se integraron a ella las maestras o las famosas chinas.
Para pasar desapercibidas, las mujeres de la familia Serdán ocultaban el armamento bajo los amplios faldones que vestían, amarradas a la cintura y las piernas. Salían de su domicilio para distribuirlas y estar preparados para el 20 de noviembre.
Fue por eso que Carmen Serdán, mientras los militares los atacaban, salió al balcón de su casa y gritó: “¡Poblanos! Los que están aquí van a morir por el pueblo, vengan a ayudarles; aquí hay armas, aquí hay parque. La libertad vale más que la vida”.
Fueron más de cuatro horas de ataque, pero 14 las que estuvo oculto Aquiles Serdán en el fondo del piso del último cuarto de la casa, la cual es hoy un sitio para la honra, único museo mausoleo en el estado de Puebla.
Desde hace tres años fueron trasladados los restos óseos de Carmen, Aquiles y Máximo Serdán a la habitación que fue el escondite y sitio de captura de Aquiles Serdán.
En el muro de la habitación también se grabaron los nombres de los hermanos Serdán y de 19 poblanos que ayudaron a la causa como: Filomena del Valle, Alejandro Espinosa, Andrés Cruz, Andrés Robles, Carlos Corona, Epigmenio Martínez, Fausto Nieto, Francisco Yépez.
Así como J. Clotilde Torres, Juan Cano, Luis Teyssier, Manuel Méndez, Manuel Paz y Puente, Manuel Velázquez, Martín Pérez, Miguel Patiño, Miguel Sánchez, Rosendo Contreras y Vicente Reyes.
“A la memoria de quienes entregaron su vida en la defensa de los ideales que conforman el México contemporáneo”, se lee en el muro.
A pesar de toda la historia que envuelve esta casa, el dinamismo y la actividad comercial en la calle no ha cambiado, pues actualmente se le conoce como la calle de los dulces típicos.