Desde hace poco más de 29 años, los habitantes de los municipios aledaños al volcán Popocatépetl tienen claro que hay una restricción de 12 kilómetros para acercarse; sin embargo, eso no debe interpretarse como el establecimiento de un lindero.
No se trata de una franja limítrofe por lo que hace al desplazamiento de lahares y lava, y mucho menos de ceniza o material incandescente.
Por ello, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC), la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) elaboraron los mapas de peligros del volcán Popocatépetl a partir de la reconstrucción de la historia geológica de Don Goyo.
Se proyectaron escenarios de peligros mediante múltiples simulaciones por computadora basadas en la magnitud de las erupciones y su probabilidad de ocurrencia.
En general, las erupciones pequeñas con columnas eruptivas menores a 10 kilómetros son las más constantes.
Las erupciones medianas con columnas eruptivas entre 10 y 20 kilómetros de altura son menos frecuentes.
Por su parte, las erupciones grandes con columnas eruptivas mayores a 20 kilómetros tienen una menor probabilidad de registrarse, pero son altamente destructivas.
En cuanto a la lava, esta puede generar daños en viviendas, infraestructura y vías de comunicación, además de provocar incendios en pastizales y bosques. En un caso extremo, la lava podría desplazarse hasta 23 kilómetros de distancia.
La lava forma domos que pueden llenar el cráter y al rebasar los bordes más bajos se producirían derrames que descenderían lentamente por las laderas del volcán hacia las zonas más bajas, desplazando aproximadamente a una velocidad de hasta 2 kilómetros.
En ese caso, su alcance se restringiría a la parte alta del cono en los flancos norte, este y sureste, que representan el escenario de mayor probabilidad.
En el caso de que el volcán emita un mayor volumen de lava, en un escenario de probabilidad intermedia, se generarían derrames de lava de alcances de hasta 10 kilómetros desde el cráter.
El área susceptible a inundarse por estos derrames de lava de esas dimensiones son bocas eruptivas laterales alineadas en dirección noroeste-suroeste.
Un tercer escenario de mayor magnitud, aunque de menor probabilidad de ocurrencia, sería la generación de un derrame de lava de gran espesor que se originaría en las laderas del volcán en bocas eruptivas situadas alrededor de los 4 mil metros sobre el nivel del mar y que podrían alcanzar los 23 kilómetros.
Los mapas también incluyen pronósticos de desplazamiento de lahares, que son corrientes de lodo y escombros volcánicos que descienden por las laderas del volcán; flujos y oleadas piroclásticas; balísticos; y ceniza.