La violencia solo ocurre en la frontera, decían.
Eso es algo que ya quedó atrás y que ha alcanzado a estados del centro del país, como Puebla.
En el 2022, se registraron múltiples casos de violencia que conmocionaron a la entidad.
Sin duda, estos fueron los de algunos menores que fueron asesinados en distintos puntos, los cuales documentó EL UNIVERSAL PUEBLA.
El 18 de marzo fue localizado el cadáver de María Isabel N., con huellas de violencia y de supuesto abuso sexual cerca de un lote baldío, en el Barrio de Coyotzonga del municipio de Zoquitlán.
La niña de 10 años, según las investigaciones, salió de su vivienda para ir a la de una vecina de la tercera edad.
Este caso fue catalogado por las autoridades como feminicidio.
Mientras que el 3 de febrero unos paramédicos llevaron a un niño de 2 años que presuntamente había sido golpeado por sus padres a un hospital, en el municipio de Palmar de Bravo.
Mientras los médicos lo atendían, perdió la vida, por lo que dieron aviso a las autoridades ministeriales.
Durante las investigaciones, las autoridades detuvieron a su padre Jaime N., quien también confesó que mató a su hijastro de 3 años y lo enterró en el municipio de Tlacotepec de Benito Juárez.
El 16 de marzo los padres de Jorge Luis N., de 13 años, salieron a vender tacos a unas calles de su domicilio, en el municipio de Xochitlán Todos Santos.
El niño decidió no ir con sus abuelos y se quedó en su casa viendo la televisión.
Mientras sus padres vendían, unos hombres entraron para llevarse objetos de valor.
Sin embargo, antes de escapar torturaron al niño de 13 años y lo asesinaron de dos balazos en la cabeza.
Aunque no fue derivada de un crimen, la muerte de Santiago N., de 12 años, conmocionó a la ciudadanía también.
El 29 de agosto fue a la Secundaria Guadalupe Victoria, ubicada en la zona centro de Puebla, y después se dirigió al puesto de periódicos de sus padres, localizado en la esquina de la calle 5 de Mayo y 2 Oriente.
El pequeño Santy, como lo conocían sus familiares, desde que iba a la primaria se quedaba en el lugar para hacer su tarea.
Por la tarde-noche empezó a llover y sus padres, la señora Teresa Trejo y su esposo Eduardo Mozo, le dijeron que se refugiara con ellos dentro de la caseta de color verde.
Los vientos que acompañaron debilitaron el árbol que estaba a un lado y cayó encima de la estructura, donde el pequeño Santy perdió la vida al instante.