Las elecciones presidenciales en Estados Unidos se llevarán a cabo el martes 5 de noviembre y los candidatos Kamala Harris del partido Demócrata, y Donald Trump del partido Republicano, han concentrado sus baterías en 7 estados para obtener el número mágico de 270 votos electorales.
En Estados Unidos no hay un Instituto Nacional Electoral (INE) como en México, ya que las elecciones son organizadas por el Colegio Electoral, que se compone de 538 electores y se requiere de una mayoría de 270 votos para elegir al presidente y vice presidente.
El número de electores corresponde al número de representantes y senadores que tiene cada estado.
Especialistas destacan que estas elecciones en el país vecino del norte están muy cerradas y serán los “estados columpio o péndulo” los que den el triunfo a uno de los candidatos.
Estados Unidos se integra por 50 estados, pero hay algunos que son muy definidos como demócratas o republicanos, sin embargo, existen otros que son indecisos y se les conoce como “estados columpio”.
De acuerdo a los especialistas en procesos electorales en Estados Unidos, José Luis García, Edmundo Meza y Agustín Aguilar, académicos de la Universidad Ibero Puebla, los estados “columpio o péndulo” son aquellos que no tienen una inclinación partidista clara, es decir, pueden votar por partido Demócrata o Republicano en distintas elecciones.
De ahí la importancia de la campaña que Kamala Harris y Donald Trupm están realizando en estos estados, para inclinar la balanza a su favor, pues gana el primero que obtenga los 270 votos electorales.
Tal como ha ocurrido en otras elecciones presidenciales en los Estados Unidos, los candidatos dedican más recursos y tiempo a los estados péndulo, ajustando sus mensajes a las necesidades locales.
En contraste, los estados con inclinación partidista estables suelen recibir menos atención por los candidatos, porque sus resultados son más predecibles.
En los próximos días hay que prestar especial atención a los estados de Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin.
En esos lugares están los indecisos, donde Kamala Harris y Donald Trump tienen las mismas posibilidades de ganar o perder.
Estos estados son cruciales en las elecciones presidenciales de Estados Unidos debido al sistema del Colegio Electoral y la regla del “ganador se lleva todo”, lo que significa que el candidato con más votos en un estado recibe todos sus votos electorales.
En cada estado, el partido que obtiene la mayoría de los votos populares gana todos los votos electorales de ese estado. Esto significa que ganar por un estrecho margen en un estado péndulo otorga al partido todos sus votos electorales, lo que convierte a estos estados en campos de batalla estratégicos.
Debido a este panorama electoral, las proyecciones de los académicos de la Ibero Puebla es que los resultados de triunfo se puedan conocer hasta la madrugada del miércoles 6 de noviembre, debido a lo cerrado de la elección.
Para el 3 de enero del 2025 podría tomar posesión el nuevo Congreso y el 6 de enero realizar el conteo para verificar los votos electorales certificados por cada estado, lo que significa la etapa final del proceso electoral.
Si se confirma el resultado del Colegio Electoral, el ganador se convertirá en presidente electo y el anuncio se hace el mismo 6 de enero, para que el día 20 de enero del 2025, al mediodía, la o el presidente electo de Estados Unidos haga el juramento y asuma oficialmente el cargo.