El Pueblo Mágico de Atlixco se localiza a 40 minutos de la ciudad de Puebla y es famoso por su agradable clima que impera todo el año, por sus viveros, su provechosa producción de flores y también por sus festivales culturales.
Los visitantes, y probablemente algunos pobladores, desconozcan que en este municipio estuvo uno de los hospitales más antiguos de México.
En la calle 11 Sur número 301, de la colonia Centro, permanecen los muros de este nosocomio construido en 1581 y bautizado como Hospital de Nuestra Señora de la Concepción, igual que el hospital de la Ciudad de México, que creó Hernán Cortés, pero en 1524.
La Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) así dan cuenta en una investigación realizada por los médicos Guillermo Fajardo Ortiz y Luis Alberto Salazar López.
La obra abrió sus puertas con el apoyo del Cabildo y donativos de particulares para funcionar como asilo para enfermos, desposeídos y peregrinos, quienes posteriormente fueron atendidos por órdenes religiosas y finalmente por el gobierno federal.
El diseño del inmueble estuvo a cargo de Pedro Talavera y Luis Barruecos, pero al asentarse en un sitio húmedo, era difícil su mantenimiento físico.
La señora María de Sayas era una dama acaudalada que vivía en Villa Carrión, como antes se le nombraba a Atlixco, y decidió donar parte de terrenos de su finca a favor del nosocomio, por lo que se construyeron salas para hombres y otras para mujeres, área para alojar al personal y la zona destinada para las oficinas administrativas.
En la nueva construcción, durante el resto del siglo XVII el hospital continuó atendiendo a los atacados por epidemias, a lesionados y a los pobres.
Para el siglo XVIII, los frailes de la orden de San Juan de Dios llegaron a Atlixco para fundar un nuevo hospital, pero al conocer las carencias que tenía el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción, decidieron quedarse y ayudarlos.
El hospital les fue entregado en 1730. Los servicios estaban a cargo de un hermano mayor, un capellán y seis personas, quienes eran nombrados por los pobladores como los juaninos y la advocación del hospital que era el de Nuestra Señora de la Concepción se cambió a la de San Juan de Dios.
Con el aporte de diezmos, derechos de sacramentos, entierros, herencias y dádivas se amplió la construcción para atender a más enfermos.
Para 1785, el hospital fue conocido como Hospital Real de Atlixco y con los años tuvo sus altas y bajas en su administración.
Una vez que se suprimieron las órdenes religiosas en Atlixco, en 1837 la administración del hospital estuvo a cargo del gobierno municipal y así se mantuvo.
Fue en abril de 2015 cuando el nosocomio dejó de brindar sus servicios, principalmente por la construcción del Complejo Médico Gonzalo Río Arronte, que inauguró el entonces gobierno estatal.
Por un tiempo, el inmueble quedó en el abandono hasta que fue recuperado como un centro cultural.
Los paseantes pueden conocerlo y admirar la fachada conformada por un pórtico de tres arcos. Uno de ellos tiene un coronamiento con dos hombres salvajes, semidesnudos, que sostienen un escudo enmarcado por un águila bicéfala, además de una corona imperial.
Hay también dos leones sentados y en los extremos se localizan dos cascos con plumas. En las dos plantas donde antes había camas y cuneros, una sala de operaciones, consulta externa, servicios de urgencia y de diagnóstico y terapéutica, hoy lucen cuadros y esculturas.
En el centro de la plaza del hospital hay una fuente de piedra tallada que tiene una escultura conocida por algunas personas como Hércules, el héroe de la mitología griega, pero para los católicos es la escultura de San Adrián, santo al que se encomiendan en contra de la peste.
También se puede admirar una pequeña iglesia de una sola nave que contiene algunas pinturas y la capilla que está dedicada al arcángel Rafael, encargado de la salud.
Algo que también atrae mucho a los visitantes es vivir alguna experiencia paranormal, pues vecinos y empleados del lugar aseguran que se escuchan ruidos extraños y se llegan a observar personas o entes en los pasillos, jardines y habitaciones del lugar. ¿Te animarías a visitarlo?