Este 10 de marzo de 2022 se cumplen dos años de que se registró el primer caso positivo de SARS-CoV2 (COVID-19), en el estado de Puebla. Se trató de una persona de sexo masculino, de 47 años de edad, que llegó a la capital poblana, proveniente de Italia, por temas laborales con una empresa automotriz.
A partir de entonces, y a la fecha, día a día la Secretaría de Salud estatal inició un registro de casos de contagios, personas hospitalizadas y defunciones.
La familia Torres Arias fue una de las afectadas. Carolina, integrante de esta familia poblana, en entrevista con El Universal Puebla, relató la triste experiencia que vivieron, y aún se cuestionan si fue buena o no la decisión de internar a su madre.
Narró que sus papás habitaban la planta baja de su casa en Puebla; su hermano mayor y esposa ocupaban la planta alta, el segundo hermano vive en un departamento ubicado al fondo de la casa, y ella radica en la ciudad de Pachuca, Hidalgo.
Todo comenzó en agosto del año 2020 cuando su hermano, que es médico de profesión, se enfermó junto con su esposa y dos niñas, luego se contagió su segundo hermano, después su papá y mamá.
Pese a que su mamá siguió todas las medidas de prevención para evitar los contagios, prácticamente todos se contagiaron de SARS-CoV2 en la misma fecha, pero cada uno presentaba diferentes síntomas.
Carolina comentó que su papá es hipertenso, su mamá tenía inicios de diabetes pero cuidaba su alimentación y comenzaba a llevar el tratamiento médico, mientras que su hermano siempre ha tenido problemas de triglicéridos altos.
La mayor preocupación de la familia era el estado de salud del hermano médico porque presentaba complicaciones de respiración y requería oxigeno, pero no podían hospitalizarlo porque los nosocomios estaban saturados.
“Se escuchaban bastantes cosas y temíamos lo peor si llevábamos a mi hermano al hospital. Yo, en Pachuca, muy angustiada porque quería viajar, pero a la vez no poder hacerlo porque me iba a contagiar igual que ellos”, dijo.
Conforme su hermano se fue recuperando, la salud de su mamá fue resintiendo los síntomas. Su teoría es que, como toda madre de familia, priorizó la salud de sus hijos por encima de la de ella.
Lo anterior fue durante una semana, pero a mitad de la segunda de agosto, su hermano logró subir sus niveles de oxigenación y se le retiró el respirador, pero su mamá comenzó a bajar entre 70 a 68 niveles de saturación, cuando lo normal oscila entre el 95 y 100 por ciento.
Esa situación llevó a la familia a tomar la decisión de ingresar a la señora Beatriz Arias Pérez, de 70 años de edad, al Hospital General de Zona número 20 del IMSS La Margarita, donde recibió atención durante tres días hasta que falleció.
“El tema que más nos afecta emocionalmente es pensar qué hubiera pasado si a mamá no se hubiera tomado la decisión de internarla. Pensamos, qué tal que le hubiera pasado lo que a mi hermano, que se veía muy mal, pero logró recuperarse en casa; qué tal que no estaba tan mal, pero ahí (en el hospital) se acabó de contagiar de otra cosa y se le complicó”, expresó.
La joven fisioterapeuta dijo que para la familia también fue doloroso escucharla desde el hospital, ya que a través de un celular, la señora Beatriz Arias les pedía auxilio, les pedía que la sacaran del hospital, que tenía mucha sed y quería estar en su casa.
“Aquí hay mucho señor muerto -nos decía- y se escuchaban los aparatos. Situaciones muy fuertes emocionalmente que hasta a la fecha nos mueve mucho, porque con esos reportes nos daba a entender que ella no era atendida, que estaba ahí rezagada y todos a su alrededor muriendo, y que ella sabía que le iba a pasar eso, era una sensación de angustia, de soledad, de desesperación y de sentir que nosotros queríamos, pero no podíamos hacer nada por ella”, narró con un nudo en la garganta.
Reconoció que para superar este trance no han solicitado ayuda de un profesional, cada miembro de la familia vive su duelo de manera diferente.
Para ella, su papá le causa mucha admiración ya que tras perder a su compañera de 46 años de matrimonio, no se ha decaído, y después de recuperar su salud hace lo posible por mantenerse activo y ocuparse en su negocio que es una lonchería.
“Él nos dice, trato de no encerrarme en esta soledad, y por eso convive con mucha gente; todo lo contrario de mi hermano el menor, porque no sabemos cómo lo resuelve, ya que es muy hermético, una situación que nos preocupa porque era el más apegado a mi mamá”, contó.
La culpa también la vivió el hermano médico, pues se cuestionó que tal vez podría hacer más por su mamá, pero como estaba saliendo del contagio, sintió que no hizo lo suficiente por ella.
Tras la muerte de la madre de familia, los deudos tuvieron que vivir otro difícil momento: el funeral en la intimidad.
Carolina mencionó que fue impactante no poder contar con las muestras de apoyo de familiares y amigos, porque debido a la pandemia se restringieron estas ceremonias para evitar más casos de contagio.
En su caso, fue después de un año, en el aniversario luctuoso, cuando ella pudo despedirse de su mamá y, de alguna manera, cerrar ese ciclo que estaba pendiente.
Cuando llegaron las vacunas a Puebla, fue su papá el primero en inocularse, y el resto de la familia no dudó en hacerlo en tiempo y forma.
A pesar de estar protegida, en enero de este 2022, Carolina se contagió de la variante Ómicron, una enfermedad que reconoce no le afectó mucho física pero emocionalmente sí, porque tuvo ansiedad y miedo que ella pudiera contagiar a sus hijos o a gente cercana con la que convive.
“Tengo la esperanza que podamos aprender a vivir con todo esto. No vamos a salir (de la pandemia), pero pienso que es parte de la evolución. Sigamos aprendiendo de estas pérdidas que tuvimos, que fueron muy fuertes, y sigamos cuidándonos y cuidando a nuestros familiares”, concluyó.
De acuerdo a la Secretaría de Salud Federal, en el reporte Covid-19, hasta el corte del 8 de marzo, en el estado de Puebla se tiene un registro total de 16 mil 294 personas fallecidas a causa de la pandemia, de las cuales 8 mil 239 fueron habitantes de Puebla capital.