Desde hace veinte años, es evidente que las mujeres postergan su decisión de ser madres y quienes así lo deciden, prefieren tener menos hijos.
Así lo dicen los números del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que dan cuenta de la disminución en la tasa de fecundidad por parte de las mujeres en Puebla, quienes ahora en promedio tienen 2.2 hijos, según el último censo del 2020.
De acuerdo con el historial estadístico, en 1970, el estado de Puebla registraba una tasa global de fecundidad en mujeres de 15 a 49 años, de siete hijos en promedio; para 1990 fue de 4.4; para 2007 de 2.3 y para el año 2020, el INEGI registró una tasa de 2.2 hijos nacidos vivos en mujeres de 12 a 49 años de edad.
La Encuesta Nacional sobre Discriminación del INEGI refiere que las mujeres en zonas urbanas y con mayor nivel de preparación académica postergan la maternidad, en comparación con las mujeres que habitan zonas rurales y con menos acceso a los servicios públicos.
En mujeres en unión libre la tasa fue de 2.9 hijos en el año 2000, 2.6 para el 2010 y 2.3 para el 2020; mientras que en mujeres casadas por el civil y religiosamente la tasa fue de 4.5 hijos en el año 2000, 4.0 para 2010 y 3.5 para el año 2020.
Mujeres de Puebla casadas solo por lo civil reportaron 3.3 hijos promedio en el 2000, 3.0 para el 2010 y 2.7 para el 2020. Mujeres casadas solo por la iglesia tuvieron una tasa de 4.9 hijos promedio en el 2000, 4.4 para el 2010 y 3.8 en el 2020.
Mujeres viudas registraron una tasa de 6.2 para el año 2000, 5.9 para el 2010 y 5.3 para el 2020; mientras que en divorciadas se registraron 3.3, 2.9 y 2.5 nacimientos en los años 2000, 2010 y 2020 respectivamente.
En las mujeres separadas la tasa fue de 3.7, 3.2 y de 2.7 hijos en promedio en los mismos años y en las solteras aumentó ligeramente de 0.2 hijos en el 2010 a 0.3, en el 2020.
Hasta ahora, estadísticamente, no hay una variable específica que indique por qué las mujeres deciden no ser madres o postergar la maternidad, pero se sabe que la religión, la economía, la presión social, las oportunidades laborales, la violencia y la inseguridad, son algunos de los motivos más recurrentes.
Tal es el caso de Pamela, quien pidió omitir su verdadero nombre, una mujer de 46 años de edad, que por entregarse a su profesión como abogada en Ciudad Judicial, decidió someterse a una histerectomía a los 30 años de edad, a pesar de las contraindicaciones que le señalaron sus médicos.
“Nunca estuvo en mi mente tener hijos, siempre me visualicé disfrutando de mí, de mi trabajo, de mi matrimonio, mi espacio y de mi tiempo. Pero en mi familia era mucha la presión hasta que decidí dejar mi ciudad de origen y poner distancia de por medio”, dijo en entrevista para El Universal Puebla.
Asegura que no se arrepiente de tomar una decisión tan fuerte en la plenitud de su edad reproductiva, a pesar de las críticas constantes de sus conocidos que la asedian: “lo mejor que le puede pasar a una mujer es ser madre”, “ten un hijo para que te cuide cuando seas grande”, “te falta tener hijos para realizarte como mujer”, entre otras.
Reconoce que hay mujeres que toman esta determinación porque se niegan a tener que repetir la misma historia que sus abuelas o madres.
Destacó que ideas preconcebidas por la sociedad ejercen presión en las mujeres, tales como decir que el deseo de ser madre es universal e innato, o dichos de algunos médicos como “si un útero no da hijos, da tumores”, o creer que si una mujer no tiene hijos es lesbiana o egoísta.
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) la maternidad es una vivencia muy valorada en la sociedad mexicana y la edad promedio en que las mujeres tienen al primer hijo es a los 22 años.
Cuando se examinó la maternidad por estrato socioeconómico, este organismo encontró que en los grupos con mayores ventajas socioeconómicas las mujeres retrasan más la edad al tener al primer hijo, es decir, a los 25 años, mientras que en aquellas del estrato bajo es a los 20 años.