Hoy ocupan la rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la alcaldía de Atlixco, la Mesa Directiva del Congreso y la Secretaría de Gobernación estatal, pero llegar al poder les costó cuestionamientos y señalamientos incómodos.
A Lilia Cedillo Ramírez, por ejemplo, antes de llegar a encabezar la máxima casa de estudios, le tocó que en sus primeros puestos directivos en la universidad le cuestionaban dónde pensaba dejar a sus hijos pequeños.
Apenas el año pasado, a Ariadna Ayala Camarillo una prima le preguntó para qué se postulaba por la presidencia municipal de Atlixco si iba a perder porque al electorado no le gustaría una mujer que toma decisiones.
Ante su designación como presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política en el Congreso pasado, Nora Merino Escamilla, le cuestionaron quién la había impuesto en el cargo.
Mientras que Ana Lucía Hill Mayoral ya había coordinado acciones de protección civil en Japón, Chile y Haití, pero ahora que coordina la política interna de Puebla, todavía entra a reuniones en las que lo primero que escucha es un ¡Ay, qué guapa!, a los que responde con buen humor: "Gracias, pero también soy inteligente".
Las ponentes participaron en el Conversatorio en conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, organizado por el Congreso local.
Hacia el cierre del encuentro, Rocío García Olmedo, titular de la Unidad de Igualdad de Género en el Poder Legislativo del Estado, hizo también un recuento de cómo a la mujer le ha costado votar y ser votada, hasta que se cumplan las cuotas de género.
Aunque se ha avanzado, señaló, las mujeres que llegan al poder no se pueden quedar en eso y también deben de imponer y defender agendas de género en sus municipios.
