Las bajas temperaturas del invierno poco a poco comienzan a dejar de ser crudas, ante el calor que se resiente a mediodía en la ciudad de Puebla. Los comentarios de los habitantes, campesinos, trabajadores y productores es que esperan que este año sea de mucha lluvia.
La esperanza de que haya precipitaciones pluviales radica en que eso permita la recarga de los mantos freáticos y no haya desabasto de agua.
Datos del Sistema de Información Geográfica para el Manejo del Agua Subterránea (SIGMAS) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) detalló que es del acuífero Valle de Puebla, del cual se obtiene el agua para que los poblanos cubran sus necesidades básicas el abastecimiento.
Se ubica en el extremo occidental del estado de Puebla, en los límites con el Estado de México y Tlaxcala, abarcando una superficie aproximada de 2 mil 25 kilómetros cuadrados.
Abarca los municipios Calpan, Chiautzingo, Coronango, Cuautlancingo, Domingo Arenas, Huejotzingo, Juan C. Bonilla, Nealtican, San Andrés Cholula, San Felipe Teotlalcingo, San Gregorio Atzompa, San Jerónimo Tecuanipan, San Martín Texmelucan.
Así como San Matías Tlalancaleca, San Miguel Xoxtla, San Nicolás de los Ranchos, San Pedro Cholula, San Salvador El Verde, Tlahuapan y Tlaltenango; parcialmente los municipios Amozoc, Cuautinchán, Ocoyucan, Puebla, Santa Isabel Cholula y Tianguismanalco.
Es atravesado por dos importantes corrientes que son los ríos Zahuapan y Atoyac. Después de la unión de estos, el río Atoyac atraviesa la ciudad de Puebla y es el colector principal de la zona.
Información de la Conagua agrega que el censo de aprovechamientos, se tiene el registro de mil 200 aprovechamientos, de los cuales 463 son norias, 735 pozos y 2 manantiales. Del total de obras, mil 95 están activos y 105 inactivos.
De las obras activas, 408 se destinan al uso agrícola, 292 para uso público-urbano, 155 para uso doméstico, 114 para servicios, 118 para uso industrial y ocho para uso pecuario.
La descarga del acuífero ocurre principalmente por bombeo (B), salidas subterráneas horizontales (Sh) y descarga a través de manantiales (Dm).
Se estima que el volumen de extracción por bombeo asciende a 327.7 hectómetro cúbico por año, de los cuales 181.6 hm3/año, es decir, 55.4 por ciento son para uso público-urbano, 77.5 hm3/año (23.7 por ciento) para uso agrícola, 42.0 (12.8 por ciento) para uso industrial, 21.7 hm3 (6.6 por ciento) para uso doméstico, 2.5 hm3/año (0.8 por ciento) para servicios y 2.4 (0.7 por ciento) para uso pecuario.
Para las recargas del acuífero del Valle de Puebla se hace de manera natural por la infiltración de la lluvia, a lo largo de los escurrimientos y la que proviene de zonas montañosas como el Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Cerca del 5 por ciento del volumen de agua que se usa para el cultivo de los campos no se aprovecha, por lo que retorna al acuífero, siempre y cuando el subsuelo lo permita.
Gabriela Pérez Castresana, académica investigadora del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA) de la IBERO Puebla, datos de la Conagua señalan que 47 por ciento de los municipios de Puebla presentan sequía.
Si bien la sequía es un evento habitual, la zozobra ha aumentado en la última década. Para la académica, la frecuencia, intensidad y duración de las temporadas de escasez de agua ha aumentado debido a fenómenos climáticos como El Niño, que se caracteriza por ser impredecible y aumentar la temperatura del océano Pacífico, alterando el clima de la región.
“Cuando la sequía es muy fuerte, como lo que está pasando ahora, tiene una repercusión directa sobre la disponibilidad del agua. Estamos experimentando un periodo de sequía muy fuerte”, explicó.
Además, la presión sobre el acuífero es mayor porque tienen que extraer más agua para garantizar que llegue un volumen continuo a los hogares.
Para la experta, a esta problemática se suma la sobreexplotación de los cuerpos naturales de agua, que, en esencia, son el principal suministro para los hogares y en el caso del acuífero del Valle de Puebla, existen estudios independientes de investigadores poblanos que afirman que está siendo llevado más allá del límite de su capacidad.