La elevada contaminación del río Atoyac puede derivar en intoxicación por fierro.
Así lo advierte la Secretaría de Salud del estado, dependencia que ha hecho monitoreos en torno al afluente.
Especificó que los síntomas pueden incluir náuseas, vómito, dolor abdominal, cansancio, heces con sangre, diarrea, acidosis metabólica, baja producción de orina e hiperventilación.
En los casos más graves, agregó, puede registrarse lesión de hígado y necrosis hepática.
La Secretaría de Salud reveló esta información a través de sus redes sociales.
Es la Dirección de Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de Puebla (DPRIS) la que hizo dicho diagnóstico.
En el reporte Riesgos Sanitarios por la Exposición a la Contaminación del Río Atoyac abundó sobre la sintomatología que produce la intoxicación por la presencia de fierro en el afluente.
De acuerdo con datos del gobierno federal, el río Atoyac tiene una longitud aproximada de 200 kilómetros cuadrados, nace en la Sierra Nevada del estado de Puebla desciende y se interna por el suroeste a Tlaxcala hasta que sus aguas se descargan en la presa de Valsequillo.
La organización Dale la Cara al Atoyac identificó hasta 2021 a unas 300 empresas en el corredor de Puebla y Tlaxcala, que incluían algunas industrias bien establecidas, pero también negocios informales, talleres mecánicos e incluso bodegas.
Entre los contaminantes que han detectado la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se encuentran, además del fierro, plomo, zinc, cianuros coliformes fecales, sulfatos, cloruros y magnesio, entre otros.
Contaminación de ríos
Los niveles excesivos de fierro y otros metales en ríos han sido un problema en otras partes del mundo.
Por ejemplo, el río La Libertad de Perú reportó altas cifras en estudios realizados entre 1980 y 2010.
Aunque, en este caso, se identificó que el principal problema por la presencia de este material en el afluente fue la afectación que con el paso del tiempo tuvo en las tierras de siembra.
En España, por otro lado, se ha analizado la contaminación de los ríos Tinto y Odiel por la actividad minera que genera la presencia de hierro excesivo.
En este caso, algunos estudios revelan que si bien se podrían presentar fenómenos naturales que no afectarían la calidad del agua con el hierro, el material se vuelve aún más peligroso con la presencia de ciertas bacterias que reaccionan al hacer contacto con las partículas contaminadas.
En Brasil, tienen el río Doce que también ha resultado afectado con la actividad de una minera e incluso ha arrastrado contaminantes hasta el mar.
De acuerdo con reportes de ese país, la empresa ha liberado varios metros cúbicos del mineral y esto ha desplazado a las familias de al menos 41 ciudades y afectado también ríos cercanos.
Los océanos del mundo también se han visto afectados por contaminaciones de este tipo como lo publicó en 2017 la revista Science Advances con investigaciones de 15 especialistas en Arabia Saudí, China, Estados Unidos Grecia, Japón y Reino Unido.
Lo relevante de esa investigación es que identificaron que el hierro no sólo ha contaminado las aguas que ahí desembocan, sino que también ha emitido partículas aéreas.