De acuerdo con diversas publicaciones elaboradas por investigadores universitarios de Puebla y México, desde hace décadas han identificado la presencia de contaminantes en el río Atoyac.

En una publicación de Regina Montero, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el origen se da en los corredores industriales y en una planta petroquímica en la región de San Martín Texmelucan.

En tanto, otros estudios refieren que hubo campos de cultivo que producía la tierra, pero con el paso de los años se fue perdiendo parte de la superficie dedicada a la agricultura, debido a los contaminantes.

Para la investigadora Numa Castro González, en su tesis doctoral, menciona que tiene identificadas cuatro zonas en Puebla y Tlaxcala donde los sembradíos podrían estar contaminados por el agua del río Atoyac.

La zona 1 corresponde a la de San Martín Texmelucan, donde los pobladores refirieron descargas irregulares por parte del corredor industrial. La zona 2 está en Huejotzingo, la zona 3 de Santa Isabel Tetlatlahuca en Tlaxcala y la zona 4 del canal de Valsequillo en Tecamachalco.

También, durante su participación en el Primer Foro sobre el Riesgo Sanitario en la cuenca del Alto Atoyac, organizado por la Ibero Puebla, se señaló el riesgo en 50 comunidades donde se riegan los cultivos con agua contaminada del Atoyac.

En la prolongación de la 11 Sur, a la altura de San Andrés Azumiatla existen cultivos de cebolla, lechuga, maíz, frijol y calabaza que son regadas con agua que proviene del río Atoyac.

Lo mismo ocurre en la población de Emilio Portes Gil, perteneciente al municipio de Ocoyucan, donde la investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Gabriel Pérez Castresana, advierte de agua contaminada del río Atoyac con la que riegan los cultivos de alfalfa.

En Santa Ana Xalmimilulco, perteneciente a Huejotzingo, donde antes podía cultivarse la alfalfa o el maíz, ahora luce seco y sin vida, además que los animales que llegan a pastar lo poco que crece, al poco tiempo mueren.

Del lado de Tecamachalco y Tehuacán, con el agua que se desfoga de la presa de Valsequillo se riegan los cultivos de hortalizas como cilantro, espinacas, lechugas, acelgas y otros, a veces también el maíz.

Estefanía Martínez Tavera, investigadora de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), en sus investigaciones detectó la presencia de microplásticos de poliéster, poliamida, rayón y algodón.

Así como la presencia de metales, en mayor cantidad el hierro, cobre, zinc, azufre, arsénico y plomo, que son elementos que no deben estar presentes.

Como resultado de esta investigación se identificó a la industria textil, así como al agua residual como uno de los principales generadores de microplásticos en la cuenca, los valores de plomo y zinc se encuentran muy elevados, por lo que el consumo de las especies que se desarrollan en la presa no es recomendable.

De la misma manera, se advierte de vacas que se alimentan en campos donde se han identificado agua que contienen metales pesados, lo que representa un riesgo para la población al consumir la leche o carne de dichos animales.

A esta problemática se suma que investigadores, grupos de ecologistas, ciudadanía y las mismas autoridades de los tres niveles de gobierno están haciendo su trabajo, pero de manera aislada, cuando debe analizarse como un solo grupo multidisciplinario.

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