El pronóstico del tiempo que se difunde de manera cotidiana incluye un dato fundamental en temporada de lluvia: el nivel estimado en milímetros de precipitación pluvial, que permite prever su intensidad y, por tanto, el nivel de riesgo que representa.
Este dato puede resultar vital para quienes residen en zonas de riesgo, sobre todo si se considera que los servicios de información de clima, como Meteored, permiten acceder a un pronóstico por región, estado e incluso localidad, con mayor precisión.
Por ello, es necesario observar este dato y no conformarse solo con términos generales como lluvias débiles, fuertes o torrenciales.
La cantidad de lluvia que cae en una zona específica en una hora es lo que realmente permite valorar su impacto, pero contar con un elemento de referencia previo resulta conveniente para tomar previsiones.
Además, hay que considerar que la lluvia depende de tres factores: la presión atmosférica, la temperatura y la humedad atmosférica.
La medición de la lluvia
En términos generales, los especialistas consideran que:
- Con menos de 2 milímetros, las lluvias son débiles.
- De 2 a 15 milímetros se estima como lluvia moderada.
- De 15 a 30 milímetros se considera como lluvia fuerte.
- De 30 a 60 milímetros se clasifica como lluvia muy fuerte.
- Con más de 60 milímetros se consideran lluvias torrenciales.
En resumen, hay que tener especial atención con la intensidad de las lluvias que se esperan cuando rebasan los 30 milímetros por hora.
Para medir la intensidad de la lluvia se utiliza como unidad el milímetro por hora. Se mide el agua de la lluvia que cae sobre una superficie de un metro cuadrado en el transcurso de una hora.
Cada milímetro de lluvia que cae sobre un metro cuadrado de superficie equivale a un litro de lluvia por metro cuadrado. La cantidad de lluvia se puede medir con un pluviómetro y se puede expresar indistintamente en litros por metro cuadrado o en milímetros, siendo ambas equivalentes.