Las temporadas del año antes estaban más que definidas, pero con el cambio climático han sufrido variaciones que en la actualidad se reflejan, entre otros factores, por ejemplo, en la presencia de lluvias atípicas o la caída de granizadas con granizos de gran tamaño.
Incluso las denominadas temporadas de ciclones o huracanes, así como la presencia de fenómenos tales como los frentes fríos, las tormentas tropicales, la temporada de vientos y el verano, se han visto afectados.
Por supuesto que no hay que perder de vista otros fenómenos como La Niña y El Niño.
Sin dejar de lado, la inolvidable canícula que, en el 2023, para Estados Unidos se estima se presente entre el 3 de julio y el 11 de agosto, pero por lo que hace a México, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) aún no determina una fecha.
La temporada de lluvias en Puebla
Las lluvias que comenzaron a hacerse presentes durante la semana en la ciudad de Puebla, representan una oportunidad para recordar que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la precipitación media estatal es de mil 270 milímetros anuales, las lluvias se presentan en verano en los meses de junio a octubre.
Sin embargo, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua) abarca de mediados del mes de mayo a finales del mes de noviembre, ligada al fin de las temporadas de huracanes y tormentas tropicales.
De hecho, no hay que perder de vista que los ciclones, huracanes y tormentas tropicales están acompañados en gran medida de la presencia de lluvias, por lo que la temporada de lluvias se entremezcla con la presencia de esos fenómenos naturales.
La importancia de la temporada de lluvia no solo radica en el crecimiento de las cosechas y la recarga de los mantos freáticos, sino en la acumulación de agua que se logra en las presas del país.
Puebla cuenta con 10 presas, entre ellas: Manuel Ávila Camacho, Necaxa, Tenango, Nexapa, La Soledad, Boqueroncito y San Felipe.