En México y en la entidad, los líderes del narcotráfico, en cualquier escala, no le temen a la muerte ni mucho menos a las autoridades.

María Elizabeth Briseño, psicóloga de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), consideró que el perfil cognitivo de estos criminales se basa en sus experiencias delictivas que, regularmente, empiezan a temprana edad.

Señaló que estas personas tuvieron, en su mayoría, una infancia complicada, caracterizada principalmente por la falta de afecto dentro de la familia.

“No todos, pero en gran número tienen complicaciones con su familia, no tienen la atención de sus padres o simplemente viven en una familia disfuncional”, apuntó.

Briseño destacó que lo anterior ocasiona que caigan con mayor facilidad en el mundo del narcomenudeo, como medida de refugio en un primer momento.

Aseguró que no todos los traficantes se convierten en líderes porque muchos únicamente se vuelven adictos a las sustancias psicotrópicas.

Sin embargo, la experta señaló que, como en la conocida historia de “El Chapo Guzmán”, algunos narcomenudistas ven en el negocio de las drogas la forma de ayudar a sus familias y de tener un mejor nivel de vida económicamente.

La psicóloga de la BUAP indicó que el tráfico de sustancias es una forma fácil de ganar dinero desde temprana edad y es por eso que estos delincuentes abandonan frecuentemente sus estudios.

“El narcomenudeo tiene esa característica de ver una forma de ingreso fácil, pero que conlleva muchos riesgos”, aseguró.

Apuntó que las personas que dan ese paso de ser narcovendedores a líderes es porque están dispuestos a pasar por encima de quien sea.

Briseño dijo que se vuelven unos desalmados y que, además, ya no sólo se dedican a la distribución de drogas, sino a otros delitos.

“El mismo crimen les va ganando, al rato ya no sólo es el negocio de las drogas, sino de la extorsión, del robo y hasta del homicidio”, apuntó.

Un líder narcotraficante, aseguró, se vuelve sanguinario con tal de seguir ganando dinero de manera fácil a costa de cualquier persona.

Desde el 2018, la doctora Arcelia Ruiz Vázquez, de la Universidad de Guadalajara, elaboró el perfil psicológico de quienes son sicarios y encontró que tienen cuatro tipos de trastornos de la personalidad: marginal, antisocial, sádico y psicopático. Los dos primeros, estableció en su tesis doctoral, surgen a partir de condiciones de vida precarias y la falta de reconocimiento social.

En los dos últimos casos, los delincuentes únicamente buscan causar sufrimiento a sus víctimas y aumentar sus ingresos a toda costa.

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