Los hechos y circunstancias en torno a la detención y traslado de Lydia Cacho Ribeiro en 2005 están documentados en el expediente de su juicio, aunque muchos aspectos generales son de dominio público debido a la forma en que se desarrollaron los eventos.
Todo comenzó el 16 de diciembre de 2005, cuando agentes de la Fiscalía de Puebla detuvieron a Cacho en Cancún, argumentando que era en seguimiento a una denuncia de difamación presentada por Kamel Nacif.
Lydia Cacho fue subida a un vehículo y trasladada de Cancún a Puebla, en un trayecto que duró 20 horas. Según declaraciones de Lydia Cacho, durante el traslado, elementos de la fiscalía la torturaron psicológicamente, amenazándola con abuso sexual y asesinato.
A su llegada a Puebla, el trámite de su puesta a disposición fue lento y tortuoso. Fue encerrada en un “calabozo inmundo” y le tomaron fotos desnuda frente a un grupo de policías judiciales, separados por una mampara transparente.
La liberaron el 17 de diciembre, después de que pagó una fianza de 70 mil pesos.
Sobre este proceso, Lydia Cacho ha expresado en diversas ocasiones:
“Lo que se orquestó fue una orden de aprehensión artificial para tener la posibilidad de infringirme el mayor castigo posible; una especie de vendetta por haberme atrevido a hablar de los poderosos”.
“El traslado, el despliegue desproporcionado de recursos policíacos, la tortura física y psicológica, y el típico sabadazo que intentaban aplicarme formaron parte de una maquinación que solo puede explicarse por la ‘compra’ de la justicia por un particular”.
“Fueron veinte horas de tortura en un viaje de mil 500 kilómetros a través de cinco estados de la República Mexicana durante toda la noche y un día completo, rodeada de cinco judiciales armados que me ponían el arma en la cabeza, profiriendo constantes amenazas de muerte, controlando los alimentos; en síntesis, tortura psicológica”.
“Fue el evento más difícil de toda mi vida y creí que iba a perder la vida en ese momento. Me siento como una sobreviviente de la violencia de Estado”.
La aprehensión y traslado de Lydia Cacho estuvieron a cargo del exdirector de la Policía Judicial de Puebla, Hugo Adolfo Karam Beltrán.