Al sur de Tehuacán, en plena Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, se encuentra Zapotitlán Salinas, un desierto donde los cactus dominan el horizonte y la sal es el oro blanco.
Esta tierra fue habitada por grupos popolocas, subyugados por el señorío de Tehuacán en tiempos ancestrales. El nombre de Zapotitlán proviene de un vocablo popoloca que significa “Señor Victorioso, Ganancioso e Invencible”.
La producción de sal de Zapotitlán de las Salinas se remonta a épocas prehispánicas cuando los popolocas lo tributaban a los aztecas.
Esta sal fósil se formó hace más de 50 millones de años, y es conocida como sal de arroba, la cual es rica en sulfato de sodio y potasio.
Para su recolección, la técnica ha cambiado. Antes el agua se recolectaba en ollas de barro y esperaban a que se evaporara para después sacar la sal en piezas o panecillos.
En la actualidad, la extracción de sal se lleva a cabo en áreas designadas, ya sea en albercas o patios, donde se utiliza agua proveniente de pozos, extraída mediante mangueras o bombas de gasolina.
Estos patios tienen dimensiones aproximadas de 3 metros cuadrados y una profundidad de 10 a 12 centímetros, los cuales son llenados dos o tres veces al día.
Después de un período que oscila entre 5 y 8 días, comienzan a formarse cristales de sal, los cuales son recolectados en montículos para su posterior uso.
Entre sus tesoros turísticos destaca el Jardín Botánico "Helia Bravo-Hollins”.
En este extenso jardín, que abarca 50 hectáreas, se exhiben más de 50 variedades de cactus y suculentas. La mayoría de estas especies son endémicas de la región, algunas con más de 200 años de antigüedad y que alcanzan alturas superiores a los 10 metros.
Este jardín forma parte de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuscatlán y lleva el nombre de Helia Bravo Hollis, quien fue la primera bióloga de México, graduada en el año 1927.
Durante la época prehispánica, la comunidad popoloca residía en cuevas, y durante el proceso de evangelización llevado a cabo por los colonizadores españoles, una de estas cuevas fue transformada en un templo. Se estima que este lugar sagrado tiene una antigüedad de más de 200 años.
Aquí se encuentra el mar que se extinguió hace millones de años, dejando al descubierto fósiles marinos, como turritelas, almejas, hasta impresionantes huellas de dinosaurios.
Como ya lo mencionamos hace millones de años esta región era un mar y más allá de fósiles, los procesos geológicos formaron distintos materiales, creando un suelo excepcionalmente rico en arcillas.
Esta comunidad se dedica a la alfarería con técnicas tradicionales, aprendidas a través de siglos de experiencia.
Los alfareros acuden a la “mina de talco”, que les ha proporcionado el material desgrasante desde tiempo inmemoriales.
Esta localidad en 2005 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la categoría de Artes y tradiciones populares, por sus piezas artesanales.
Para llegar, debes tomar la carretera 125, tramo Tehuacán-Zapotitlán Salinas, siguiendo los señalamientos que indican hacia Oaxaca.