Una especie de araña violinista que habita en el estado de Puebla puede ser reconocida por una figura que emula a un violín al verla desde arriba en su cefalotórax, además de que cuenta con tres pares de ojos y no cuatro como todos los demás arácnidos.
La temporada de araña violinista, una de las especies arácnidas más venenosas, comenzó con la temporada de lluvias.
La araña, de la especie Loxosceles, llamada Loxosceles sp. es la especie número 37 de las que habitan en México y fue descubierta apenas en 2018 por científicos de la UNAM.
Las mordeduras de este tipo de arañas son delicadas: la etapa crítica son las primeras 24 horas, y a veces hasta las 48 horas se empiezan a ver los efectos. La reacción comienza con una llaga que se expande y produce muerte del tejido donde picó.
Este efecto es reversible y actualmente hay tratamiento para detener la necrosis, pero depende de la cantidad de veneno que inoculó la araña en el cuerpo de la víctima.
Lo recomendable, si se sospecha de una mordedura de araña violinista, es recolectar el espécimen para estar seguros del tratamiento a seguir, puesto que con frecuencia las personas confunden la mordedura con una infección por hongos o problemas de pie diabético.
Para evitar su presencia se deben tapar las grietas y limpiar la casa.
“En el país están descritas hasta ahora 36 arañas violinistas, todas del género Loxosceles, y a nivel mundial existen 113”, describió el investigador Alejandro Valdez Mondragón, del Instituto de Biología, quien realizó el hallazgo.
México tiene la mayor diversidad de estas arañas en todo el mundo. Algunas son endémicas del país y otras se comparten con Estados Unidos.
En el laboratorio Valdez Mondragón y sus alumnos utilizaron técnicas taxonómicas y moleculares para delimitar las singularidades de esta nueva especie puesto que algunas arañas tienen tantas variaciones a nivel morfológico que es difícil establecer los límites entre dos especies.
“Todas las Loxosceles son consideradas de importancia médica por el tipo de veneno que tienen al momento de la mordedura. No obstante, pueden producir necrosis tisular o muerte de tejido, y en casos más graves daño sistémico que incluye órganos internos, que regularmente son los que tienen desenlaces fatales”, comentó el especialista.