La Navidad se celebra en todos lados, no sólo en los hogares. Se trata de una festividad general, en la que participan las personas privadas de la libertad con algunas restricciones e incluso quienes están en situación de calle, como parte de una acción de corte altruista.
Podría decirse, sin duda, que la Navidad es una festividad incluyente ciento por ciento, pues casi nadie queda al margen de ella.
Las personas privadas de su libertad también celebran la Navidad con una cena especial. Un menú similar al que se prepara en los hogares, pero que se sirve a temprana hora.
Las normas se flexibilizan un poco, de tal suerte que incluso se llega a representar alguna pastorela.
Generalmente, los municipios tienen un dormitorio que alberga durante las noches a las personas en situación de calle, para no exponerlos a los riesgos derivados de la baja temperatura.
Las personas en situación de calle, en la Navidad, tienen albergue y la posibilidad de disfrutar de un menú especial.
Es una cena navideña que al menos, por un momento, les permite dejar en el olvido la situación de abandono y aislamiento social en la que viven.
Los separos, a donde llevan a las personas que no pasan las pruebas del alcoholímetro, así como otros centros de detenciones, ofrecen generalmente a sus huéspedes una cena especial en Navidad.
Aunque es limitada, les permite de alguna forma sumarse a la celebración, mientras cumplen con la sanción a la que se hicieron acreedores.