Los grandes patios del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, ubicado en el norte del Centro Histórico de Puebla, parecen a veces perderse entre la cotidianidad del transporte público y la vendimia del ambulantaje.
Sin embargo, albergan una centena de piezas que, antes de convertirse en elementos de una colección valiosa, recorrieron parte de la ciudad y dejaron recuerdos entre los poblanos.
En grupos de aficionados a la historia en Facebook como Puebla Antigua hay algunas fotografías de cuando algunos de los trenes circularon por última vez para llegar a su última morada en el museo.
Según los recuerdos de los internautas, un mes significativo para ello fue febrero de 1988, pues casi dos meses después se inauguraría el atractivo histórico.
Así, hay fotografías como la de la Locomotora NdM #1150 armada en 1921 que cruzó la Diagonal Defensores sobre la Avenida Héroe de Nacozari.
Otro recuerdo más es el de un autovía Metro Camell #309 de los Ferrocarriles Nacionales de México que circuló por la 18 Oriente.
Otras fotografías históricas publicadas en la red social por el Centro de Documentación e Investigación Ferroviaria, dan cuenta de que fue el 5 de mayo de 1988 cuando Miguel de la Madrid Hurtado inauguró el museo que hoy conocemos.
El mismo, sin embargo, continúo alimentándose con los años con otras piezas ahora de colección, como se observa en otra fotografía de los aficionados a la historia mucho más reciente.
Según una publicación, en julio de 2019, tres décadas después de abrir el museo, otra pieza recorrió la ciudad para formar parte de la peculiar colección.
Se trató de una U23B de General Electric que se empleó en la industria automotriz y fue donada por la empresa Ferromex / Ferrosur y Grupo México tras meses de gestiones.
Los traslados se han hecho también con autobuses con transporte pesado como sucedió en noviembre de 2019.
Ese año, dos piezas del museo se llevaron a la Ciudad de México para ser expuestas en el Zócalo con motivo de una muestra de la Revolución Mexicana.
