Durante la segunda mitad de la década de los años 70 del siglo pasado, hace más de 40 años, la música sonidera llegó al ámbito social para quedarse.
Una variación peculiar de los sonidos que popularizaron la era disco y por supuesto las discotecas, que tuvo con “Fiebre de sábado por la noche”, un impulso peculiar.
A pesar de la resistencia que en su momento representó la denominada música en vivo, logró conformarse como un nicho de mercado que, si bien comenzó en los sectores populares, se extendió a todos los sectores de la colectividad.
Y como era natural, Puebla no se quedó al margen. Junto con los sonidos que se hicieron famosos a nivel nacional como La Changa, surgió un nuevo oficio, el de sonidero.
Una suerte de animador que micrófono en mano, invita a la gente a bailar, al tiempo que saluda la concurrencia y organiza complacencia y hasta concursos.
El sonido se complementó con luces y juegos que hacen atractiva la asistencia.
En Puebla el movimiento sonidero cobró un giro peculiar con la denominada cumbia sonidera que se hizo popular en los bailes de colonia y las festividades.
En paralelo, los sonideros más famosos se dieron a la tarea de explotar el mercado que representó la organización de baile con cobro por acceso, en donde se comenzaron a dar cita los poblanos para sacar a relucir lo que con el tiempo derivó en los "pasos prohibidos" y los "pasos peligrosos".
La cumbia sonidera echó raíces en el gusto de los poblanos, al grado de que aún perdura en la actualidad.
El portal distritt.com/puebla presenta un peculiar relato del desarrollo de la cumbia sonidera y el movimiento sonidero a través de los años.
En él, Alberto Tlahuetl, de Grupo Soñador, da cuenta de que “Puebla no tenía su propio estilo musical. Los sonidos tropicales provenían de CDMX, Monterrey y Veracruz”.
Y agregó que: “los sonideros abrieron la pauta para que los poblanos construyeran su propia identidad musical. Se trata de la cumbia sonidera, una melodía que ha sido descrita como orgánica y guacharaca”
Considera que “fueron los grupos menos conocidos de Puebla quienes innovaron en la forma de hacer cumbia. Este ritmo se mezcló con el movimiento sonidero y rápidamente se convirtió en una sensación”.
En Puebla la Plaza Los Gallos se volvió un lugar obligado para disfrutar de la música sonidera.
Ahí se daban cita los sonideros del momento.
En el ámbito de la cumbia sonidera el Grupo Soñador formó parte de los inicios del movimiento.
Sobre el grupo Lucero Tlahuetl, se realizó un cortometraje documental universitario que se llamó “El gigante de Puebla”.