La Coordinación Nacional de Protección Civil, desde el pasado 21 de mayo, anunció el cambio de fase en el Semáforo de Alerta Volcánica por recomendación del Consejo Científico de Asesores del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
Debido al incremento en la actividad del Popocatépetl pasó de Amarillo Fase 2 a Amarillo Fase 3, subrayando que aún no era necesario llegar a la alerta Roja Fase 1.
Pero ¿qué significan las distintas fases y colores de este semáforo?
Debes saber que el Semáforo de Alerta Volcánica es un mecanismo de la Coordinación Nacional de Protección Civil que mantiene información sobre los diferentes niveles de peligro que presenta la actividad volcánica.
Incluye niveles de alerta, los escenarios esperados dentro de la actividad en el Popocatépetl, las acciones recomendadas por la Coordinación Nacional de Protección Civil y las recomendaciones a la población.
Como todo semáforo, se divide en colores:
- Verde, el cual se integra por dos fases.
- El amarrillo, en tres fases.
- Rojo, en dos fases.
El verde indica que puedes desarrollar las actividades con normalidad.
El amarillo significa que debes estar alerta y pendiente de lo que te digan las autoridades y sobre todo, seguir las indicaciones.
El rojo es la señal de alarma e indica que la población deberá ubicarse en lugares seguros.
Verde
La Fase 1 corresponde cuando el volcán se encuentra en estado de reposo y tiene señales sísmicas esporádicas.
Ese tiempo debe ser aprovechado para desarrollar planes de preparación y educación a
la población, así como dar mantenimiento a los dispositivos de monitoreo.
La Fase 2 se dicta cuando hay actividad sísmica de bajo nivel, registrada únicamente en estaciones próximas, presencia de fumarolas o cambios menores en la temperatura y en la composición de los manantiales que podrían afectar levemente la calidad del agua para uso agrícola y potable.
Este es el momento de aumentar los niveles de monitoreo, hacer reuniones esporádicas por parte de los científicos, tener mayor comunicación entre autoridades y personal de Protección Civil, revisar los planes operativos de emergencia y dar mayor información a la población para mantener altos niveles de concientización.
La responsabilidad de la población en esta etapa es mantenerse informada, instruirse sobre los
fenómenos volcánicos, memorizar la señalización de rutas de evacuación, puntos de reunión y albergues, además de asistir a cursos de capacitación y participar en simulacros.
Amarillo
En la Fase 1 los escenarios esperados son la sismicidad volcánica local frecuente de bajo nivel, pluma o fumarola de gas o vapor y emisiones ligeras de ceniza.
Estas manifestaciones pueden provocar acidificación de la lluvia meteorológica y leves lluvias de ceniza volcánica en poblaciones en el entorno del volcán.
La Fase 2 comprende actividad eruptiva freática o magmática de explosividad baja a intermedia. Pueden esperarse explosiones leves a moderadas que lancen fragmentos en el entorno del cráter, lluvias leves a moderadas en poblaciones cercanas y en algunas ciudades más lejanas.
La Fase 3 contempla actividad eruptiva freática o magmática de explosividad intermedia a alta, crecimiento importante de domos y posibilidad de expulsión de magma, explosiones importantes de intensidad creciente que lanzan fragmentos a distancias considerables, lluvias de cenizas notorias sobre poblaciones y ciudades.
También se prevén escenarios como flujos piroclásticos y de lodo de mayor volumen y alcance, pero sin llegar a zonas habitadas, con riesgo para la aviación y efectos leves sobre aeropuertos.
Cuando se llega a esta fase, las autoridades deben anunciar la situación y las medidas tomadas al público, así como preparar personal, equipos de evacuación y albergues e implementar medidas específicas en las
regiones más vulnerables.
Ademas, poner en marcha medidas preventivas contra caída de ceniza y fragmentos, alertar a los sistemas de navegación aérea y limitar el acceso al volcán sobre una extensión mayor.
En esta etapa, la tarea de la población es mantener alto nivel de atención a la información oficial, tener documentos importantes a la mano y ensayar desplazamientos a sitios seguros.
También debe obedecer las instrucciones de las autoridades, mantenerse alerta y estar preparada ante una posible evacuación.
Rojo
Esta etapa comprende dos fases, la 1 se dictará cuando la actividad eruptiva explosiva pase de escala intermedia a grande y haya producción de columnas eruptivas de alcance estratosférico, así como explosiones grandes que pueden lanzar fragmentos hasta las poblaciones más cercanas.
Los escenarios contemplan flujos piroclásticos que pueden alcanzar poblaciones, lodo que puede alcanzar poblaciones cercanas y distancias mayores, lluvias de ceniza importantes sobre poblaciones cercanas y a distancias lejanas provocando colapsos de techos débiles.
También hay riesgos graves para la aviación y efectos serios sobre aeropuertos.
En esta fase las autoridades deben alentar la auto evacuación, poner en marcha medidas preventivas contra caídas de ceniza y fragmentos en las regiones y a lo largo de las posibles trayectorias de flujos.
Además, ejecutar medidas preventivas contra lluvias de moderadas a intermedias de ceniza y oscurecimiento en zonas metropolitanas circundantes.
Así como activar planes preventivos de protección a las comunicaciones y al abasto de agua y energía.
Mientras que la Fase 2 entrará en activo cuando las erupciones pasen de escala grande a extrema, las columnas sean de alcance estratosférico y aumente la posibilidad de derrumbes del edificio volcánico con flujos masivos piroclásticos o de escombros.
Ademas, efectos desastrosos con distancias mayores a 60 kilómetros, graves daños en el entorno y vulnerabilidad alta de poblaciones en las zonas demarcadas en el mapa de peligros volcánicos, riesgo muy grave sobre la aviación hasta grandes distancias, efectos serios sobre aeropuertos, lluvias intensas de ceniza, arena y fragmentos sobre ciudades y poblaciones a distancias mayores.
En las dos fases, las recomendaciones a la población son: atender instrucciones de las autoridades, dirigirse a los sitios de seguridad o a los sitios de reunión para ser trasladados a los albergues o a sitios seguros.
La población que pueda evacuar o desplazarse a sitios seguros por sus propios medios debe hacerlo y mantenerse continuamente informado sobre la evolución del fenómeno.