El volcán Popocatépetl se encuentra entre los límites territoriales del Estado de México, Morelos y Puebla y es llamado de distintas formas, pues algunos lo conocen como “Popo” o “Don Goyo”.
Sin embargo, es considerado uno de los volcanes más activos y peligrosos del mundo.
Dada su importancia y riesgo inherente, el Popocatépetl ha sido objeto de estudio a lo largo de los años.
Investigadores del Centro Nacional de Prevención de Desastres y del Instituto de Geofísica de la UNAM, han dedicado innumerables horas al estudio de este coloso, utilizando una variedad de técnicas y tecnologías avanzadas para comprender mejor su comportamiento y estructura.
Entre estas herramientas, la Inteligencia Artificial (IA) ha emergido como una poderosa aliada en la exploración del Popocatépetl, ya que gracias a estos análisis, ha generado representaciones detalladas del volcán y lo más importante su interior.
De acuerdo con el documento titulado Historia de la actividad volcánica del Popocatépetl del Cenapred, Don Goyo ha estado activo por más de medio millón de años y ha presentado varias etapas de crecimiento que formaron al menos otros tres volcanes anteriores a él.
Estos fueron destruidos por enormes erupciones: el Nexpayantla hace más de 400.000 años, el Ventorrillo hace unos 23.000, y el Fraile hace unos 14.500.
El cono moderno está construido sobre los restos de estos volcanes, explica el informe.
Por esta razón es que el Popocatépetl está clasificado como un estratovolcán, pues su crecimiento se da a partir de varias fases eruptivas.
De acuerdo con los especialistas, al ser un estratovolcán, su interior está compuesto por capas alternadas de lava, cenizas y material volcánico.
Asimismo, el Cenapred menciona que al igual que otros volcanes, su estructura interna incluye una cámara magmática, que es la cavidad donde se acumula el magma antes de una erupción.
Estas erupciones pueden liberar gases, cenizas y lava, y en casos más extremos, pueden generar flujos piroclásticos y la emisión de nubes ardientes.
Los vulcanólogos aseguran que uno de los aspectos que hacen que este volcán sea uno de los más peligrosos del mundo es que, en caso de entrar en erupción de forma intensa, la lava podría surgir tanto desde su cráter como desde las múltiples fisuras que rodean al volcán, por lo que resulta un peligro para los 25 millones de personas que habitan a menos de 100 kilómetros del cráter.
Según el Centro Nacional de Prevención de Desastre, las lavas son masas de roca fundida con temperaturas entre 800 y 1200 °C que forman domos en el cráter.
La lava puede descender lentamente por las laderas del volcán buscando las zonas más bajas, avanzando a una velocidad de alrededor de 2 kilómetros por hora.
Es importante señalar que para que ocurran derrames de lava, primero se debe llenar el cráter.
Los flujos de lava pueden generar daños en viviendas, infraestructura y vías de comunicación. Por sus altas temperaturas provocan incendios en pastizales y bosques.
De acuerdo con los expertos, estas erupciones vienen acompañadas de vapor de agua, gases volcánicos y cenizas. Especialmente la caída de ceniza o la expulsión de gases, generan riesgo de contaminación en el agua y en los alimentos, así como la afectación del ganado, cultivos, animales domésticos y en general del medio ambiente.
Por último, una erupción volcánica comúnmente está acompañada de sismos y ruidos que retumban como si fueran truenos, los cuales puedes ir aumentando durante la erupción.
Por ello, el Cenapred monitorea el volcán durante las 24 horas del día y todo el año, para vigilar constantemente y detectar cualquier anomalía o manifestación que ponga en riesgo a la población.
Además, la dependencia reitera enfáticamente la recomendación de no ascender al cráter del volcán, toda vez que existe la posibilidad de que ocurran explosiones.