En el plano global, los grandes capitales se enfocan en inversiones directas o en la compra de acciones en los denominados mercados de valores. En México, estas inversiones tradicionalmente se concentran en la Bolsa Mexicana de Valores.
Las acciones pueden ser vendidas o compradas prácticamente en cualquier momento, lo que puede provocar un declive económico.
Por esta razón, a ese tipo de inversiones se les denomina “capitales golondrinos”, ya que pueden trasladarse rápidamente a cualquier país o empresa. Estos capitales suelen reaccionar a diversos factores, entre ellos las decisiones políticas.
Tras conocer el resultado preliminar de la elección presidencial, el Índice de la Bolsa Mexicana de Valores registró una caída ante el temor de que la política económica a nivel macro pudiera cambiar a partir de octubre.
En respuesta, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, permanecería en el cargo en la siguiente administración, con la intención de enviar un mensaje de tranquilidad a los inversionistas.
Posteriormente, la información fue confirmada por Claudia Sheinbaum, y el secretario Ramírez de la O sostuvo una conferencia con un grupo selecto de inversionistas. Esto se tradujo en un repunte del Índice de la Bolsa Mexicana de Valores.
Otros casos históricos
La crisis bursátil del 19 de octubre de 1987 fue producto de una economía inflacionaria que hizo que la bolsa se viera como una panacea. Cientos de inversionistas perdieron sus capitales.
La Bolsa Mexicana de Valores creció un 340 por ciento en 1986, pero con inflaciones del 105 por ciento. El sueño de incrementar el capital terminó abruptamente.
Al inicio de la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León como presidente de México, la designación de Jaime Serra Puche como secretario de Hacienda, en sustitución de Pedro Aspe Armella, culminó con el denominado “error de diciembre” que derivó no solo en una caída histórica de la Bolsa, sino en el inicio de una nueva crisis económica.
En 2008, la crisis inmobiliaria de Estados Unidos afectó la economía regional, y la Bolsa Mexicana de Valores no quedó exenta de sus efectos.
En resumen, la Bolsa Mexicana de Valores sostiene en parte la estabilidad económica del país, y sus movimientos, principalmente a la baja, afectan los niveles de empleo.