Consumir una pastilla para tratar un malestar o una enfermedad puede parecer inofensivo, pero combinarla con bebidas alcohólicas es peligroso.
Esa combinación de alcohol con medicamentos es un coctel que puede desencadenar daños irreversibles a tu salud, aún y cuando no se haga de manera premeditada.
Las advertencias siempre se señalan en las cajas de las pastillas o jarabes, principalmente en éstos últimos porque estas suspensiones contienen un porcentaje de alcohol.
De acuerdo con información de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos y los Institutos Nacionales de la Salud, algunas de las reacciones por la arriesgada combinación pueden derivar en náuseas, vómitos, dolor de cabeza, letargo, desmayos o pérdida de la coordinación.
También podría ponerte en riesgo de sufrir hemorragias internas, problemas del corazón y dificultades respiratorias, lo que pondría en peligro tu vida.
Además de estos efectos, el alcohol puede disminuir la acción terapéutica del medicamento e, inclusive, anularla por completo y convertirlo en algo dañino o tóxico para el cuerpo.
A continuación te presentamos una lista de tratamientos que se emplean para los padecimientos más comunes y los efectos que podrían provocar al combinarlos con bebidas alcohólicas.
Cabe advertir que estos fármacos no son una receta sino meros ejemplos, pues cualquier padecimiento por mínimo que sea, requiere ser tratado por un especialista.
Acidez estomacal, indigestión y agruras:
Nizatidine, metoclopramide, cimetidine y ranitidine son medicamentos que al combinarlos con alcohol aceleran el ritmo cardíaco, generan cambios repentinos en la presión sanguínea y aumento en los efectos del alcohol.
Alergias, resfríos y gripe:
Sustancias activas como: loratadine, hydroxyzine, diphenhydramine, desloratadine, brompheniramine, chlorpheniramine y cetirizine al usarlas con alcohol pueden provocar letargo, mareos y aumento del riesgo de sobredosis.
Angina (dolor de pecho) y enfermedad coronaria:
Las sustancias isosorbide y nitroglycerin con el alcohol generan
aceleración del ritmo cardíaco, cambios repentinos en la presión sanguínea, mareos y desmayos.
Ansiedad y epilepsia:
El lorazepam, buspirone, clonazepam, chlordiazepoxide, paroxetine, diazepam, alprazolam con el alcohol provocan letargo, mareos, aumento del riesgo de sobredosis, respiración lenta o dificultad para respirar, pérdida de control del sistema motor, comportamiento inusual y falta de memoria.
Artritis:
Las sustancias celecoxib, naproxen, diclofenaco, al combinarse con alcohol tienen efectos como úlceras, hemorragia estomacal y daño hepático.
Atención y concentración, trastorno por déficit de atención e hiperactividad:
Amphetamine, methylphenidate, dexmethylphenidate, atomoxetine, lisdexamfetamine y alcohol provocan letargo, mareos, problemas de concentración, posible incremento del riesgo de problemas cardíacos y daño hepático.
Coágulos de sangre:
El warfarin y el consumo esporádico de bebidas alcohólicas pueden ocasionar hemorragias internas; su consumo en exceso, el efecto opuesto, provocando coágulos, derrames cerebrales o paros cardíacos.
Colesterol alto:
Niacin, lovastatin, rosuvastatin, atorvastatin, pravastatin y simvastatin con alcohol provocan
daño hepático, enrojecimiento del rostro, escozor y aumento de hemorragias estomacales.
Depresión:
Aripriprazon, citalopram, clozapine, duloxetine, trazodone, venlafaxine, amitriptyline, ziprasidone, paliperidone, escitalopram, fluvoxamine, phenelzine, desipramine, tranylcypromine,
paroxetine, fluoxetine, risperidone y bupropion al combinarse con alcohol generan letargo, mareos, aumento del riesgo de sobredosis, profundización del sentimiento de depresión o desesperanza, intensificación de los efectos del alcohol y daño hepático.
Los inhibidores de la monoaminooxidasa (MAOI, por sus siglas en inglés), como la tranilcipromina (tranylcypromine) y la fenelzina (phenelzine), al mezclarse con alcohol, también tienen efectos secundarios graves relacionados con el corazón.
Diabetes:
Chlorpropamide, glipizide, metformin, tolbutamide y tolazamide con alcohol producen
niveles de azúcar anormalmente bajos, enrojecimiento del rostro, náuseas, vómitos, dolores de cabeza, aceleración del ritmo cardíaco, cambios repentinos en la presión sanguínea y debilidad.
Dolor leve muscular, fiebre e inflamación:
Ibuprofen, naproxen, aspirin, acetaminophen con alcohol causan
malestar estomacal, hemorragias y úlceras, daño hepático y aceleración del ritmo cardíaco.
Infecciones:
Nitrofurantoin, metronidazone, griseofulvin, ketoconazole, isoniazid y cycloserine con alcohol provocan aceleración del ritmo cardíaco, cambios repentinos en la presión sanguínea, dolor de estómago, vómitos, dolor de cabeza, enrojecimiento del rostro y daño hepático.
Hipertensión:
Quinapril, hydrochlorothiazide, doxazosin, clonidine, benzapril, prazosin, lisinopril y losartan al consumirse con alcohol generan mareos, desmayos, letargo, problemas cardíacos tales como cambios en el ritmo cardíaco y arritmia.
En general, los medicamentos son seguros y efectivos cuando se consumen adecuadamente, pero hay que leer las etiquetas y evitar automedicarse.
Además, siempre consultar al médico, aún cuando muchas medicinas se pueden conseguir sin prescripción de receta.