Seguramente has escuchado el término "cañones sónicos" o "antigranizo". Aunque parezca un concepto futurista, la realidad es que estos dispositivos se inventaron a finales del siglo XIX y se han utilizado para incidir en el ciclo natural de las tormentas. Pero ¿sabes cuál es su función y cómo operan? Aquí te lo explicamos.
Los cañones antigranizo han sido utilizados por los agricultores para prevenir las lluvias acompañadas de piedras de hielo que pudieran dañar las cosechas; sin embargo, la utilidad de estos ha sido muy cuestionada, pues no está científicamente comprobado que en realidad logren su objetivo.
De acuerdo con el centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los cañones antigranizo son aparatos que generan ondas de choque mediante explosiones producidas por la ignición de una mezcla de gas, acetileno y oxígeno.
Estás ondas se desplazan a la velocidad del sonido e interfieren con el crecimiento del granizo, dando como resultado una lluvia o granizo pequeño y blando, en lugar de uno macizo capaz de acabar con las cosechas.
Antes de saber cómo operan los cañones antigranizo, es necesario un poco de historia.
Los primeros cañones antigranizo fueron creados a finales del siglo XIX en Austria, por un científico italiano de apellido Combicci quien emitió la primera hipótesis de que las partículas de humo proyectadas por los generadores de ondas ionizantes podrían servir de núcleo de condensación de nube para formar gotitas.
Mientras esto solo era una hipótesis, en Estados Unidos ya se hacían experimentos con pólvora y nitroglicerina con el fin de modificar el proceso de desarrollo y la formación de partículas de la nube.
En 1900, se introdujo un cañón que utilizaba acetileno en lugar de pólvora, una sustancia que aún se emplea hoy en día. El acetileno, un gas compuesto de carbono e hidrógeno, es un poco más liviano que el aire y genera explosiones fuertes y ruidosas, produciendo ondas que se creía alcanzaban las nubes.
A principios del siglo XX ya existían alrededor de 60 modelos diferentes de cañones antigranizo, aun cuando su eficacia no estaba confirmada.
Pero su comercialización se volvió toda una industria, incluso, se organizaron congresos y conferencias con fabricantes y científicos en torno a este instrumento. En México, se han comercializado desde los años sesenta.
Según la Organización Meteorológica Mundial, todos los métodos usados para modificar el tiempo, como los cañones antigranizo o la inyección de cloruro de plata con avioneta directamente en la nube, no están científicamente comprobados.
Investigadores de la UNAM mencionan que existen fenómenos naturales que, al igual que estas máquinas, generan ondas sónicas, como los rayos durante las tormentas y no por ello deja de granizar.
José Juan Zamorano Mendoza, investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), señala que la dispersión de nubes provoca un daño al ciclo natural y provocan modificaciones en el ecosistema y alteración de los fenómenos meteorológicos, teniendo un impacto significativo en la agricultura.