Actualmente, resulta común identificar que un moño rosa representa una acción de lucha sobre el cáncer de mama a nivel mundial. Sin embargo, pocos conocen cómo surge este símbolo, que también dio pie al surgimiento de otros distintivos para distintas campañas de concientización.

Indagando sobre la historia del lazo rosa, se identificó que a finales de 1990, la fundación Susan G. Komen, dedicada a apoyar a pacientes enfermos de cáncer de mama, regaló gorras rosadas a sobrevivientes de esta enfermedad que corrían en un maratón en Estados Unidos.

Un año después, Charlotte Hayley, sobreviviente de cáncer de mama tuvo la idea de hacer moños de color melocotón y los vendió con una tarjeta que decía: “el presupuesto anual del Instituto Nacional de Cáncer es de 1.8 billones de los estadounidenses y solamente el 5% está destinado para la prevención del cáncer”.

Para 1992, Alexander Penny, editora de una revista de salud especializada para las mujeres, que se llamaba Self, trabajaba en la segunda edición anual de la concientización sobre el cáncer de mama, cuando conoció de la iniciativa de Charlotte Hayley.

En el marco de esa edición especial, Evelyn Lauder, vicepresidenta general de Esteé Lauder, fue invitada especial para la fiesta de la edición Concienciación sobre el Cáncer de Mama.

Fue entonces cuando Penny y Lauder tuvieron la idea de retomar la creación de lazos hechos por Harley y distribuirlos por medio de importantes marcas de cosméticos en las tiendas de la ciudad de Nueva York.

Sin embargo, Hayley rechazó la oferta bajo el argumento de que tenía un propósito demasiado comercial, pero Penny y Lauder decidieron seguir con la propuesta y en lugar de que fueran color melocotón, optaron por moños rosas, un tono asociado más a las mujeres.

Desde entonces, Evelyn Lauder abrió la Fundación para la Investigación del Cáncer de Mama y en el cual se otorgaban todos los tratamientos integrales a las mujeres que padecían esta enfermedad.

Ante la fuerte promoción de la campaña hecha por ambas mujeres, hoy es un símbolo internacional usado por personas, compañías y organizaciones que se comprometen a crear consciencia sobre el cáncer de mama.

Esta iniciativa impulsó a otras organizaciones a hacer lazos de diferentes colores, cada uno dedicado a la lucha contra distintos padecimientos o temas sociales.

Los lazos solidarios, como también se les conoce, son cintas cortas que se doblan o se cruzan sus extremos y se colocan en el área del pecho, situándolas en la solapa del saco, sobre la camisa o blusa, tanto del lado izquierdo o derecho.

Hay quienes se lo ponen para hacer visible que padecen tal enfermedad o para demostrar el apoyo a una causa determinada.

A nivel internacional, algunos otros lazos solidarios que se conocen son:

Negro: símbolo de luto. También representa otras causas como para concientizar sobre el cáncer de melanoma, los trastornos del sueño, la colangitis biliar primaria y para el control de armas.

Rojo: lucha contra el VIH SIDA

Azul: Principalmente en prevención del abuso escolar o bullying y el abuso infantil en general. También como símbolo para el trastorno del espectro autista.

Azul oscuro: simboliza la prevención del maltrato en menores de edad, concientización de la artritis y en apoyo a los portadores de cáncer de próstata.

Amarillo: en apoyo a las personas con endometriosis, siendo una señal de esperanza también para la prevención del suicidio.

Naranja: Se usa en la lucha de la prevención y cura de la leucemia, y recuperación de adicciones como alcohol, drogas o ludopatía.

Morado: símbolo de apoyo a enfermos de lupus y de Alzhéimer. En algunos países, se usa el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el 19 de octubre como el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, para sensibilizar y concientizar a mujeres y hombres sobre este padecimiento que se origina a partir del crecimiento descontrolado e independiente de las células que pueden formar los tumores.

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